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La reina Isabel II se refiere a 1992 como un "Annus Horribilis", una frase latina que significa un año horrible. Fue un año en el que colapsaron tres matrimonios reales, un incendio destruyó más de cien habitaciones en el castillo de Windsor y un escándalo extremadamente acalorado que involucró a Sarah Ferguson, duquesa de York, asustó a Gran Bretaña y a la monarquía. Era la primera vez que se veía a la familia real de una manera tan íntima pero intrusiva. Con el aumento de la tensión entre la Reina y los medios de comunicación, la realeza se convirtió en el centro de atención de mala gana. En pocas palabras, la reina deseaba compasión y una cobertura más justa en un año que, en su opinión, no se lo había permitido. 1992 fue sin duda un año horrible, solo amplificado por el escrutinio de la prensa. La monarquía ha evolucionado a lo largo de 1.000 años. Ha tenido todo tipo de circunstancias en su contra, pero ha sobrevivido.