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Cuando Mary Barnes tenía 18 años, su hermano menor Peter, que entonces tenía 16, sufrió una crisis nerviosa y fue internado en un pabellón psiquiátrico; en unos pocos años, fue enviado a cuidados institucionales a largo plazo. A los padres de Mary y Peter se les dijo que su hijo tenía un trastorno psicótico crónico que continuaría empeorando hasta que se volviera "vegetal", y que es mejor dejarlo bajo supervisión médica constante. Mary escribe más tarde: "Él encarnó toda la ira que sentí pero no pude sentir". En ese momento, Mary era una adulta joven y trabajaba como enfermera y maestra de enfermería, pero comenzó a experimentar el fuerte deseo de golpear a su madre, un impulso al que se resistió. Sentía que le habían pedido que se mantuviera al frente de una familia amorosa y funcional durante tanto tiempo, y ahora todo su sistema se estaba rebelando. Ella dejó de hablar. En 1952, a la edad de 29 años, se interna voluntariamente en un hospital psiquiátrico del oeste de Londres y se le diagnostica esquizofrenia.