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eritrea,un pequeño país en el Cuerno de África.La antigua colonia italiana ha atravesado una guerra de liberación de treinta años que ha dejado sus huellas en la gente y en su paisaje.En 1993, Eritrea finalmente se independizó de Etiopía.Un nuevo comienzo celebrado,aunque la reconstrucción del país se haya estancado.Sin embargo,Inmediatamente se volvió a poner en funcionamiento la obra más importante del período colonial: el ferrocarril a vapor,que ya hace cien años conectaba la capital Asmara en las tierras altas con la ciudad portuaria Massawa en el Mar Rojo.La noción de unidad nacional es el orgullo largamente esperado de una Eritrea libre.Mientras tanto, todo está en silencio en la estación ferroviaria de Asmara.El viento barre las grietas de los maltrechos muros exteriores y hace que las telarañas floten de un lado a otro en el mismo lugar.De vez en cuando, un trabajador ferroviario camina sobre los rieles.En este letargo,penumbra exploramos el microcosmos de la empresa ferroviaria.Conocemos a Hinza,el joven maquinista,y Fezahatsion,el viejo jefe de mecánicos que vivió los tiempos gloriosos del ferrocarril.Poco a poco,las imágenes poéticas se intensifican y dibujan una imagen de la Eritrea de hoy: una imagen de estancamiento,una imagen de pasión por el antiguo tren de vapor,una imagen de rebeldía contra su decadencia,pero sobre todo una imagen de profunda amistad.
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