Prunella (1918)

Cuidadosamente custodiada por sus tres tías solteras, Prim, Prude y Privacy, Prunella no ve nada del mundo más allá de los muros de su jardín hasta que pasa un grupo de actores ambulantes. Asomándose por encima del seto, Prunella ve al apuesto Pierrot, y él, cautivado por su belleza, salta al jardín y le hace el amor. Esa noche, Prunella se fuga con Pierrot y pronto se convierte en una estrella del escenario parisino. Pierrot y su esposa son felices durante varios años, pero el voluble Pierrot finalmente la abandona por un nuevo amor. Pronto, sin embargo, se da cuenta de la profundidad de su amor por Prunella y, al enterarse de que ella ha dejado el escenario, regresa al jardín para buscarla y le compra la pequeña cabaña a su única tía sobreviviente. En una fiesta que le dieron los titiriteros, Pierrot deambula distraído por el jardín, donde encuentra lo que imagina que es el fantasma de Prunella. Abrazándola, descubre con alegría que su Prunella está viva.