Alondra (1936)

Para evitar perder su propiedad a favor de los acreedores, la baronesa Margit von Bardy, consciente de su talento de voz, abre una posada en la calle Autoczardas con música y cantos para atraer a los viajeros. Uno de ellos es Hans Berend, a quien su tía ha hecho creer que ha perdido su fortuna y necesita un trabajo serio ahora. Toma a Margit por una simple posadera, ambos pronto se sienten atraídos el uno por el otro, y tiene la brillante idea de abrir una gasolinera para complementar el restaurante. Ahora solo necesita la aprobación de la baronesa. No queriendo que este agradable pero pobre joven sepa la verdad sobre ella, organiza una reunión con su doncella como baronesa. Pronto aparecerán problemas.