Asesino por contrato (1958)

Claude es un joven con un trabajo regular, sin antecedentes de problemas con la ley y sin posibilidades de ganar dinero real. También tiene la inteligencia y el desapego emocional para ganar mucho dinero como sicario y eso pronto se convierte en su nueva profesión. Una serie de éxitos hacen que lo envíen a Los Ángeles para su último trabajo. Allí lo acompañan dos matones: uno con un estado nervioso y otro que adora al joven como a un héroe. El frío y despiadado asesino a sueldo finalmente se desmorona cuando descubre que su último objetivo es una mujer. Ella es una testigo, programada para testificar contra el jefe de Claude, quien está vigilado día y noche por la policía. Es su feminidad lo que preocupa a Claude. En su opinión, las mujeres son impredecibles y no hacen lo que se espera de ellas. Claude finalmente demuestra que él es el impredecible y su peor enemigo.