Alfie, el seductor irresistible (1966)

Para Alfie, la única vida real es la sexual. Sólo así puede engañarse a sí mismo y creer que está viviendo. El sexo no es el camino que el chico de clase trabajadora utiliza para llegar a la "cima". El estatus ejecutivo no tiene ningún atractivo para Alfie, como tampoco la movilidad de clase. Está muy contento de quedarse donde está, siempre que las "pájaros" estén en "buenas condiciones", como nos asegura que están en uno de los comentarios sinceros y por encima del hombro a la cámara que esta película retoma de Tom Jones (1963). Esta película muestra hasta qué punto la calidad de vida londinense de los "swinging años 60" fue una creación masculina y, a través del dominio de los fotógrafos de moda, una prerrogativa masculina.