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Un anciano de noventa y tres años que es barbero desde hace más de 80. Vive tranquilo y solo en las antiguas zonas de Pekín que ve desaparecer poco a poco. A pesar de su edad, diariamente monta en bicicleta para ir a encontrarse con sus antiguos clientes con los que se afeita y juega a las cartas, mientras les cuenta las últimas novedades y recuerdos comunes. Una vez de regreso a casa, está obsesionado con el viejo reloj que posee desde su nacimiento, que siempre va retrasado 5 minutos. Su principal esperanza es que todos, incluido él mismo, puedan dejar este mundo como él entró: limpio y puro. Sabe que puede morir en cualquier momento y se prepara pacíficamente y con dignidad, sin molestar a nadie.