Una escena, de solo unos pocos fotogramas, presenta a un hombre desnudo, desplomado a cuatro patas sobre una mesa, con un hacha de batalla clavada entre sus nalgas. Un segundo de genialidad cinematográfica.
Los personajes son decapitados, destripados, degollados, disparados y apuñalados. Algunos se transforman en demonios. Carne cruda vista siendo picada; extremidades cortadas, cabeza, tripas derramadas, otras partes del cuerpo vistas en la pantalla. Mucha sangre.