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En 1945, a la edad de siete años, un joven Joe Eggmolesse fue diagnosticado con lepra. Inmediatamente fue sacado de su familia y de su hogar y transportado con escolta policial más de mil kilómetros para ser confinado en una isla para el tratamiento de la enfermedad. Durante los siguientes diez años, una leprosería para aborígenes se convirtió en su hogar. Fantome Island, un exuberante idilio tropical frente a la costa noreste de Australia, fue el hogar de una comunidad muy unida de "leprosos" indígenas que aprovecharon al máximo su existencia como personas que vivían al margen de los marginados. Ahora, Joe, de 73 años, reflexiona sobre sus indelebles años de Fantome. Su increíble y conmovedora historia ofrece una visión profunda de una de las historias ocultas de Australia.