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Un niño judío de un barrio rico de Haifa abandona su hogar y desaparece. Tres días después, su cuerpo aparece desnudo con marcas violentas y signos de cruel violación. Los titulares de los periódicos se apresuran a culpar a los terroristas árabes. De hecho, un mes después, la policía arresta a cinco árabes israelíes que trabajan en las entregas del supermercado del barrio del niño. Los cinco están acusados de asesinato, aunque presentaron una coartada firme, alegando que sus testamentos les fueron arrancados mediante el uso de violencia y tortura y que son inocentes y que nunca habían conocido al niño en absoluto. En febrero de 2017, después de treinta y cuatro años de prisión, tres de ellos, Ali, Fathi y Samir, salieron de prisión y regresaron con sus familias. Todos estos años, tuvieron que permanecer en silencio por temor a las autoridades de Israel. Ahora, su historia se escucha por primera vez en la película: Al Muthamin (El acusado).