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Para la mayoría, las vacaciones de invierno significan reunir a familiares y amigos para comer, beber y crear recuerdos felices que durarán toda la vida; pero, para otros, es un momento en el que las emociones se disparan, la ira y la animosidad se instalan y pueden provocar una combinación explosiva de resentimientos latentes y secretos volátiles. A veces, este polvorín emocional genera historias de crímenes navideños verdaderamente horribles que los espectadores seguramente nunca olvidarán.