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Londres, principios de la década de 1960. Harry Starks es un mafioso peligroso, dueño de un club que ama el dinero, los muchachos de alquiler y Judy Garland. Es un gángster del East End que, según la grandiosa tradición del estilo Kray Twins, no solo es propenso a la locura, la depresión y un temperamento violento, sino también a la homosexualidad. Su inclinación por la justicia al estilo de la Inquisición española le ha dado el apodo de "Torture Gang Boss" de Fleet Street. Se deleita en un mundo inferior de celebridades menores, recaudadores de fondos, boxeo, espectáculos, clubes de juego y filantropía, en aras de la imagen pública.