Persona (2022)

Liv Schulman disfruta trabajar con figuras que se convierten en una especie de alter egos.Después de la investigadora en su serie de detectives metafísicos Control,ella nos presenta a un nuevo avatar.El punto aquí es alcanzar un cierto nivel de exposición.Por lo tanto,en la escena inicial,Descubrimos poco a poco a este clon mutante y su peculiar atuendo,que cuenta sus sueños a través de imágenes desconcertantes.Esta figura,un crudo collage de fragmentos CGI y tomas de acción en vivo,exuda angustia y deseos.Este material nos guía a través de un viaje desorientador,mezclando una sarta de obsesiones personales,incluyendo referencias a Marx,freud,Haraway y muchos otros,con un encantador sentido del humor, una marca registrada del trabajo de Schulman (películas,textos,instalaciones,actuaciones).Bajo la apariencia de un divertido delirio,en un mundo flotante con un lenguaje inquieto,aquí y allá aparece un pecho protuberante,una sanguijuela gigante,lombrices humanoides,piedras y otras figuras fluidas o blandas con cuerpos digitales de baja fidelidad.De una digresión a la siguiente,a menudo salpicado de asociaciones pervertidas,el gesto político que poco a poco va tomando forma invoca el sexo y la libido (obviamente),los asuntos del mundo (una vociferación sobre Perón),escatología (Freud de nuevo,como siempre),la economía,y una masculinidad alegremente burlada.Con un clon que perpetuamente sale mal,se rompe y se pone en marcha de nuevo,la película sigue avanzando como un tornado a cámara lenta,una acogedora pesadilla,todo el tiempo burlándose de nuestras fallas contemporáneas.Persona es un viaje por el reino de los impulsos y los miedos -las materias primas de algunas políticas libidinales-,y más allá de la incitación inicial a crear,se trata de realidades tangibles,nuestra forma real e incluso más aterradora de delirio.