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Lakhpat, un empresario de pompas fúnebres de cadáveres no reclamados, es seguido por el hijo pequeño de una mujer muerta de 6-7 años hasta el crematorio. El niño vuelve a aparecer en su puerta por la noche, exigiendo pan para comer. Lakhpat cede e incluso le ruega que se quede a pasar la noche. Aunque no se intercambian emociones abiertamente entre los dos, se forma un vínculo.