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Los ideales comunistas hace tiempo que perdieron su valor en Yiwu, una ciudad con 600 fábricas navideñas, en las que se produce la Navidad tal como la conocemos para todo el mundo. Con el aumento de los salarios, los trabajadores de las fábricas de Navidad ahora pueden comprar los iPhones más nuevos, pero aún viven en dormitorios abarrotados. Todos inmigrantes en su propio país, nostálgicos de algún lugar lejano, algunos extrañan a sus familias que quedaron en sus lugares de origen, otros extrañan a sus amigos y amantes de las fábricas cuando regresan a casa de vacaciones. La generación joven ya está cansada de las largas horas de trabajo en las fábricas, los vapores químicos y las partículas de brillo, y no les importan los deseos de educación de sus padres. Atrapados entre la tradición china y el sueño chino recién descubierto, quieren sus propios negocios, ser ricos, ser independientes, estar enamorados.