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Lillis regresa a casa muy tarde en la noche y encuentra a su esposo intoxicado por la ira. Él le pregunta de dónde viene a esa hora de la noche y, mientras trata de explicarse, él comienza a golpearla brutalmente hasta que ella se cae y se golpea la cabeza con un trozo de vidrio roto. Su hijo Danny nota que la madre no responde y comienza a llorar. Cuando el esposo también se da cuenta de la condición de la esposa, inmediatamente la lleva al hospital, pero es demasiado tarde porque ella ya está muerta y el bebé en el útero. Se queda con un dolor total y se arrepiente y empeora cuando el médico le dice que esta esposa había traído a su madre hace unas horas y que si hubiera llegado 30 minutos tarde, él sería huérfano.