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La historia de un pequeño grupo de personas provenientes de una ciudad que ha dejado de existir. Obligados a moverse, los personajes tratan torpemente de encontrar su camino en la nueva realidad. Entre ellos se encuentra un vendedor de boletos. La mujer descuida sus deberes profesionales y su vida personal, dedicándose por completo a la insólita pasión de coleccionar dientes llenando así el vacío de su vida y tratando de construir una nueva representación de personas que vienen de un lugar inexistente. La colección de dientes, al principio caótica y reunida sin un concepto específico, con el tiempo se convierte en una colección bien pensada de objetos archivados y almacenados según los métodos desarrollados por la heroína, que se asemejan a los métodos de los trabajadores del museo. Con el tiempo, la coleccionista se da cuenta de que su colección es un capital simbólico que, al igual que el monumento del título, puede usarse para controlar las emociones de otras personas. La colección, insignificante al principio, se convierte así en una potencial herramienta de poder.