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"Las mujeres embarazadas están protegidas por San Simeón, pero la ignorancia de su onomástico es castigada". La historia la cuenta una mujer que ha sido marcada por el santo. Su marca de nacimiento determina la peculiaridad de sus creencias y es parte de su belleza. Pasada de madre a hijo, la tradición, la fe y la creencia son fuertes e identifican restos ancestrales de nuestra existencia. El legado está en los cuentos populares, las canciones tradicionales, los prejuicios, las supersticiones… “El día de esta fiesta, la embarazada que tiene que trabajar, debe llevar en el bolsillo un espejo y un clavo de hierro. Por la noche entierra las manos en agua con sal. , para disolver la maldición".