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En un modesto taller en un paisaje remoto de Central Otago, el orfebre suizo Kobi Bosshard, que ahora se acerca a los ochenta años y es considerado el abuelo de la joyería contemporánea de Nueva Zelanda, continúa produciendo obras caracterizadas por una simplicidad y atemporalidad atesoradas por los miles de personas que las usan. "El trabajo que hacemos surge de la vida que vivimos", le dice a su aprendiz, "así que tenemos que tener una vida para empezar". A través de los ojos de su hija, la cineasta Andrea Bosshard, observamos a Kobi en su compromiso de por vida con la práctica diaria de su oficio. Confiado en la habilidad de sus manos, se mueve por la vida sin prisas, sumergiéndose en los ritmos cotidianos en torno a la familia y el trabajo. Con viejas películas caseras en Super 8, imágenes de archivo y cartas familiares, esta película muy personal es tanto una meditación sobre el crecimiento y el envejecimiento, como un vistazo al humor y la calidez de esta relación padre-hija.