Cukrová bouda (1981)

En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Frantisek Pribyl muere durante un tiroteo con los alemanes. Después del funeral, la viuda (Jana Svandová) y sus dos hijos pequeños, Martin y Ondra, se mudan al pueblo natal de su difunto esposo, al pie de las montañas Kralický Snezník. La vida en la frontera está lejos de ser fácil para la mujer solitaria. El pueblo está casi desierto, los suministros de alimentos se retrasan; los Werwolf (guerrilleros nazis) se esconden en las montañas, y de vez en cuando se escuchan disparos. El hijo mayor Ondra (Michal Dlouhý) está ayudando a su madre y al mismo tiempo absorbiendo nuevas e intensas experiencias. Conoce a una anciana residente checa, Skurek (Lubomír Kostelka), mujeres alemanas que trabajan en el bosque, soldados de las unidades de ingeniería que retiran las minas y un joven primer teniente. Por la noche sueña con su padre muerto a quien amaba mucho. Por eso huye de casa cuando se entera de que el teniente está cortejando a su madre.