Kobberbryllup (1933)

Tres parejas se casan al mismo tiempo. Eran amigos y amantes desde la escuela secundaria, pero después de la boda conjunta se separaron como pareja. Sin embargo, deciden volver a encontrarse para celebrar juntos las bodas de cobre, y el punto de partida es Helsingør. Lo que comenzó con alegría y amor optimistas y eufóricos ahora ha sido revisado no tan ligeramente. Doce años y medio han carcomido el barniz marital que se oxida en el romance. Es, pues, una película de problemas psicológicos que, a diferencia de tantas otras películas contemporáneas sobre la felicidad, comenta seriamente los aspectos difíciles del matrimonio. Después de todo, la vida los contiene a ambos.