Julio César (1953)

Bruto, Casio y otros romanos de alto rango asesinan a César porque creen que su ambición conducirá a la tiranía. El pueblo de Roma está de su lado hasta que Antonio, la mano derecha de César, pronuncia un discurso conmovedor. Los conspiradores son expulsados ​​de Roma y se forman dos ejércitos: un bando sigue a los conspiradores; el otro, Antonio. Antonio tiene la fuerza superior y rodea a Bruto y Casio, pero se suicidan para evitar ser capturados.