Lo más buscado
No se encontraron resultados
- Escribir un artículo
- Publicar debate
- Crear una lista
- Subir un video
Esta pintoresca narración de España, de la pluma mágica del brillante escritor Posper Mérimée, y musicalizada por el inmortal Bizet, es el tema que ahora se presenta en forma de film d'art.Madame Lepanto como Carmen, tipifica la descripción de la niña española.Don José Navarro, vasco y cristiano del tipo antiguo, se había alistado en el regimiento de caballería de Almanza y estaba de servicio en la fábrica de tabacos de Sevilla, donde trabajaban cuatrocientas o quinientas mozas en torcer puros.Cuando suena la campana para que las niñas regresen a su trabajo, los jóvenes las observan mientras pasan.Una, una muchacha guapa, de aspecto alegre, la belleza del lugar y conocida por todos como "La Carmencita", se pavonea junto a la fila de hombres admirados.Don José, siendo un tipo tranquilo, no se siente muy atraído al principio por la belleza de aspecto descarado, quien, no acostumbrada a ser ignorada, le pidió a Navarro que le diera la cadena que está haciendo con un alambre de latón.Navarro contestó que no podía, porque lo hacía con un propósito determinado, entonces ella tomó la flor de su mes y lo golpeó en la cara con ella, para diversión de todos los demás.Mientras Carmen fallecía.Navarro, cuando nadie miraba, se agachó y recogió la flor y se la guardó en el bolsillo.Dos o tres horas después de este incidente, un portero entró corriendo en la caseta de vigilancia diciendo que una de las chicas de la fábrica había sido asesinada.Con varios de sus compañeros don José se dirigió presuroso a la fábrica, donde vio a una mujer herida tirada en el suelo y reconoció a Carmen entre cinco o seis de sus compañeros.Cuando la niña herida vio a los soldados, acusó a Carmen, que estaba parada con una expresión desafiante en su rostro.El deber de don José era claro: debía arrestar a la muchacha.Así que tomándola suavemente por el brazo (siendo ella una mujer), le ató las manos a la espalda y la puso bajo arresto.La gitana astuta le pidió su mantilla y luego partió con don José.En el camino ella se volvió y le preguntó con tono infantil a dónde la llevaba, don José, decidido a cumplir con su deber, le contestó que la llevaba a la cárcel.Ante lo cual ella le rogó y le suplicó que tuviera misericordia.Pronto, pues, cuando llegan a una callejuela estrecha, con una garganta de su diminuta mano le da un empujón a don José, y él cae obedientemente hacia atrás y su prisionera saltando sobre su cuerpo postrado recobra la libertad.Navarro se ve obligada a regresar a la caseta de vigilancia sin lograr localizarla, por lo que es reducida a filas y encarcelada durante un mes.Mientras está en prisión, su guardián se le acerca un día con una hogaza de pan, que dice que le envió su primo.Navarro sabe muy bien que no tiene primos en Sevilla e inmediatamente sospecha que Carmen es la responsable de la hogaza de pan.Cuando intenta cortarlo, su cuchillo golpea algo duro y descubre que se ha colocado una pequeña lima inglesa en la masa antes de hornearla.También encuentra dos pasteles con los que Carmen evidentemente tenía la intención de que comprara un abrigo de civil, y también una nota de Carmen diciéndole que se encontrara con ella en Lillas Pastia's.Gracias a la amabilidad de la gitana, Navarro escapa y encuentra a su amor esperándolo en el antiguo comedor gitano.Bueno, al fin y al cabo, Carmen ha decidido persuadir a Navarro para que se una a una banda de contrabandistas.Al principio no quiso escucharlo, pero finalmente por amor a la chica accedió.Sin embargo, por su devoción, la voluble belleza le paga coqueteando con otros admiradores, lo que hace que Don José sea muy infeliz.En ese tiempo había conocido a un picador muy guapo y hábil llamado Lucas.Un día uno de sus compañeros le dijo que vio a Carmen en una tienda con Lucas y Navarro se indignó e interrogó a la muchacha, quien le confesó su amor por el picador, al mismo tiempo que le arrancaba del dedo un anillo que le había regalado don José.Este último, incapaz de controlar más su rabia, le asesta un golpe mortal con su cuchillo y luego se queda con el brazo en alto como petrificado mientras contempla la figurita acurrucada de la mujer a la que había amado con tanta pasión.