Esta película trata sobre dos matrimonios acusados injustamente de abusar de menores y que cumplen largas condenas de casi veinte años de prisión. A menudo resulta muy intensa y desgarradora.
A un niño le realizan un examen físico para detectar signos de abuso sexual. El niño se muestra visiblemente perturbado por esto y nunca le da permiso al médico ni a la policía para que lo toquen.
Se menciona brevemente al convicto de la vida real Charles Manson (de los asesinatos de la familia Manson).
Los acusados son tratados sin dignidad ni compasión; asaltan sus casas, destruyen sus pertenencias sentimentales, los desnudan y los sacan de sus casas frente a los periodistas, y obligan a una mujer y a sus dos hijos a desvestirse frente a un policía pervertido que los observa mientras sonríe.
Los abuelos de un niño mueren y él se encuentra solo en casa cuando esto sucede, ya que su hermano mayor se ha unido a los marines. Los dos hermanos comparten más tarde una emotiva reunión, en la que el hermano mayor dice que no puede vivir consigo mismo si las acusaciones que hizo contra sus padres no son ciertas.
A un abogado que ha gestionado mal numerosos casos de abuso sexual infantil le dicen que probablemente perderá su trabajo. Un texto escrito al final de la película revela que su homólogo en la vida real trabajó como cajero por un salario mínimo después de perder su trabajo como fiscal de distrito, pero que volvió a trabajar como abogado en un tribunal de menores.
Se dice que una abuela obtuvo la custodia de sus nietas después de que acusaran falsamente a sus propios padres de abuso infantil. Se sugiere que esta abuela es mentalmente inestable y entrenó a las niñas.
Una escena de violación en prisión; dos escenas de violencia en pantalla y/o amenazas en la prisión.
El trato que el tribunal da a los dos chicos durante la investigación es extremadamente cruel: los obligan a confesar durante horas, los interrogan y los acosan psicológicamente, los enfrentan a su familia y los someten a exámenes físicos sin su consentimiento. Una cinta de casete muy perturbadora y perturbadora muestra a uno de los chicos llorando por su madre.
Varias escenas de reencuentros que resultan bastante perturbadoras, en particular una en la que la familia se reúne durante quince minutos para despedirse, mientras les dicen que no lloren o la visita se verá interrumpida. La mujer que organiza la visita se muestra preocupada por las aparentes señales de que los niños en realidad no han sufrido abusos.
Un niño le dice cruelmente a otro niño que sus padres no lo querían.