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El contraespionaje checo intercepta un mensaje codificado del servicio secreto de Alemania Occidental que ordena la muerte de una persona desconocida en territorio checo. Entre las insólitas muertes que se suceden en el transcurso de las próximas horas, un mecánico de automóviles y su novia mueren en un automóvil cuyos frenos aparentemente estaban dañados. El automóvil pertenecía a un ciudadano extranjero llamado Mertens y el mecánico de automóviles lo tomó prestado sin permiso. Posteriormente, Mertens es encontrado muerto en su habitación en un hotel de Brno. Fue electrocutado por su maquinilla de afeitar eléctrica, que había sido manipulada.