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Más allá de cualquier crema facial, cirugía estética o píldora antioxidante, un secreto extraordinario de renovación reside en el descubrimiento de la científica australiana, la profesora Elizabeth Blackburn. Ha ganado el Premio Gruber y el Premio Lasker, dos de los principales premios internacionales en investigación médica, y en 2009 recibió el Premio Nobel de Medicina. Liz Blackburn descubrió que a medida que nuestras células se dividen y crecen, un telómero, una pequeña cápsula de ADN al final de cada cromosoma, protege nuestro precioso ADN del daño. Ella demostró que una enzima, llamada telomerasa, repara los telómeros y "mantiene el ADN joven". Sus avances han revolucionado nuestra comprensión del proceso de envejecimiento. Varios nuevos medicamentos basados en la telomerasa han ingresado a los ensayos clínicos de Fase II y III. Y hay una carrera muy real para la última píldora anti-envejecimiento. Liz también planteó nuevas ideas sobre el estrés y el cáncer. La investigación actual revela que las personas estresadas tienen telómeros más cortos. Los telómeros más cortos parecen predisponernos a las enfermedades y el cáncer, y llevan a vidas más cortas. Sin embargo, sorprendentemente, Liz descubrió que la meditación parece detener el proceso. Irónicamente, el cáncer es el verdadero inmortal. Tiene la capacidad de replicar con eficacia, sin cesar. Y las células cancerosas son demasiado ricas en telomerasa. ¿Es la clave del éxito mortal del cáncer la clave para una vida sin fin? Envejecimiento, estrés y cáncer: tres de los mayores temores de nuestros tiempos. Todos interconectados, y profundamente vinculados al descubrimiento de una notable mujer australiana.