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Un documento de la valiente y, a veces, oscuramente humorística respuesta de este artista a una sentencia de muerte, un diagnóstico de ELA. La película sigue su vida, su carrera y sus adaptaciones, pasando de pintar de su mano derecha a su izquierda, y luego a ambas manos sujetadas por la cintura a medida que avanza la condición degenerativa. La adversidad solo lo hace más decidido a pintar, y pinta: más de 100 retratos en un lapso de cuatro meses. Nos encontramos por primera vez con Imber en su estudio pintando por primera vez con su mano izquierda mientras él y su pareja, la pintora Jill Hoy, analizan el autorretrato de Jon y hablan sobre la ansiedad por venir. La pintura se convierte en una metáfora inquietante de su viaje psicológico viviendo en su muerte a través de su arte.