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La princesa Diana era miembro de la familia real británica. Fue la primera esposa de Carlos, Príncipe de Gales, y la madre del Príncipe William y el Príncipe Harry. El activismo y el glamour de Diana la convirtieron en un ícono internacional y le valieron una popularidad duradera. Diana nació en la nobleza británica y creció cerca de la familia real en su finca de Sandringham. No se distinguió académicamente, pero tenía talento en la música, la danza y los deportes. Diana saltó a la fama en 1981 tras su compromiso con el príncipe Carlos, el hijo mayor de la reina Isabel II, tras un breve noviazgo. Su boda tuvo lugar en la Catedral de San Pablo en 1981 y la convirtió en Princesa de Gales, papel en el que fue recibida con entusiasmo por el público. La pareja tuvo dos hijos, los príncipes William y Harry, que eran entonces segundo y tercero en la línea de sucesión al trono británico. La pareja se separó en 1992, poco después de que la ruptura de su relación se hiciera pública. Los detalles de sus dificultades matrimoniales se dieron a conocer cada vez más y el matrimonio terminó en divorcio en 1996. Como Princesa de Gales, Diana asumió deberes reales en nombre de la Reina y la representó en funciones en todos los reinos de la Commonwealth. Fue celebrada en los medios de comunicación por su enfoque poco convencional del trabajo de caridad. Inicialmente, su patrocinio se centró en los niños y los jóvenes, pero luego se hizo conocida por su participación con los pacientes con SIDA y su campaña para la eliminación de las minas terrestres. También creó conciencia y abogó por formas de ayudar a las personas afectadas por el cáncer y las enfermedades mentales. Considerada muy fotogénica, fue líder de la moda en las décadas de 1980 y 1990. La atención de los medios y el duelo público fueron extensos después de su muerte en un accidente automovilístico en un túnel de París en 1997 y su funeral televisado. Su legado ha tenido un profundo impacto en la familia real y la sociedad británica.