Cualquier historia desde la realizada a partir de la íntima autoría individual hasta la divertida aventura de verano multimillonaria tienen que jugar a grandes rasgos con los mismos elementos para contarse, toda historia tiene un inicio y un final, toda historia debe moverse, para eso hay escenas en las que ocurren cosas, mueven el relato hacia dónde quiere llegar, eso compone movimientos, los movimientos componen actos y los actos componen las historias que amamos ver. Yo no creo en la preponderancia del mensaje, las películas no son consejos, no son manifiestos, el mensaje de un buen relato (que eso es lo que es el cine) contado mediante imágenes debe estar involucrado en lo que hagan, sientan y enfrenten los personajes y los mensajes la verdad es que siempre son muy particulares porque las mentes humanas que escriben son particulares, si repiten ideas pero, nunca igual porque como en la música tal vez haya doce notas pero, la forma de combinarlas, el orden y los patrones hacen que la melodía resultante nunca sea igual. Cosa que comparte con la narratología, la acción o disciplina de contar historias. Hoy tenemos dos historias que en papel parecen iguales, un equipo de criminales que es enviado a una misión tan precaria que es marcada como suicida en la que encontraran lo mejor de sí mismos y de sus compañeros descubriendo la empatía en el camino mientras intentan cumplir con la misión, pero, las doce notas de cada una suenan completamente distinto y afortunadamente esta nueva versión logra erizarnos como la más noble de las melodías.
EL SELLO DE GUNN DEFINE LA CINTA
Decir que las películas de superhéroes carecen de cualquier virtud que el resto de las historias haya tenido es una generalización infundada, lamentablemente respaldada por una gran cantidad de ejemplos y por una industria predatoria centrada sobre todo en el mercado, pero, las películas de James Gunn no son uno de esos ejemplos y con The Suicide Squad el director y guionista nos confirma que este cine puede ser emocionante y humano sin dejar de ser divertido, fársico y extravagante. Nos recuerda que aquellas pretensiones de binariedad de tonos a la hora de calificar cine no son más que limitantes que nosotros ponemos y que la misma industria ha puesto a subgéneros como este.
Las emociones no se empaquetan ni están restringidas a ciertos géneros, esa es una visión de Hollywood para vender y como la historia nos ha enseñado, ninguna película realmente honesta en su hacer se limita a eso y James Gunn es alguien que entiende esto para escribir y nos da todo el matiz que tiene disponible. Sus películas no son solo para reír, no son solo para ver golpes, hay emociones, hay encrucijadas de motivación de personaje y hay mucho drama, hay tristeza, pero, sobre todo emoción, su cine es emocionante y él sabe construir emociones, sabe cosechar, estructurar y montar la película como muchos que hacen este tipo de cine no. A mí a esto me gusta llamarle el Sentido Teatral de contar historias y lo aplico a este tipo de películas extravagantes visualmente, aunque realmente no es un término totalmente acertado, pero, que es uno arcaicamente siento que es entendible. No me refiero al sentido dramático per se dé una película sino al sentido de crear un buen espectáculo sin abandonar la emoción narrativa y hoy en The Suicide Squad nos lo reafirma de la mejor manera.
Aunque en concepto te vende lo que pareciera ser un relato pasajero al estilo de Deadpool, Gunn no abandona sus principios dramáticos y nos da una historia donde sus personajes son vulnerables, tienen curvas de crecimiento, chocan entre ellos y tienen catarsis y momentos de revelación orgánicos altamente emocionantes y redondos. La historia tiene propósito y hay un relato humano de personas tomando decisiones que reflejan nuestra naturaleza, incluso no lo llamaría solo entretenimiento a pesar de sus exageradas circunstancias y contexto, si nos vamos por ahí para desprestigiar la mitad de nuestras películas favoritas serian vacías y no lo son.
LA MAGÍA DE LO INESPERADO
Si tengo que definir a esta película en una frase muy contundente seria inesperada, todo el tiempo hacen lo inesperado, hacen lo contrario de la especulación y rompen la expectativa tanto interna de la película como la expectativa que se tiene en este tipo de cine mediante lo lugares comunes.
El primer plano de la película apuntando a un charco de agua para revelar después a quien lo refleja es uno que literalmente hace esto, como si Gunn declarara en esa imagen que tipo de película nos quiere vender, en un sentido literal una película muy irreverente por sus personajes declarando así el tono y por otro lado más metafórico, sobre lo giros a contra corriente de los lugares comunes que el cine de superhéroes ha permeado con estructura inamovibles y clichés, justo como lo fue su versión anterior.
La temática y premisa misma de la película le ayuda mucho a vender esta sensación y en esta versión Amanda Waller es una verdadera hija de p#%! con todas las letras y acciones que esto representa y no te lo tienen que decir en voz alta, la película te lo dice en secuencias y desde la ya mencionada introducción te lo estipula muy bien, tener a esta fuerza antagónica contra los protagonistas ayuda a establecer un tono y atmosfera correcta de incertidumbre, de subversión constante. Literalmente la temática va sobre manipulación y engaños cosa que la película usa a su favor para realizar estas inflexiones cada cierto tiempo y que además hila su premisa sobre el gobierno de los Estados Unidos y la pequeña critica que le hacen a sus políticas intervencionistas y a la hipocresía del patriotismo americano cosa que en esta versión si hacen bien y de forma mucho más inverosímil que la caricatura que vimos en 2016.
Tanto así que todos los villanos están escritos con ese referente, nuestros principales antagonistas son unos militares que realizaron un golpe de estado a un país latinoamericano ficticio y al cual el escuadrón suicida tiene que ir a liberar con balas y sangre.
Como en la vida real, pero con tiburones que hablan.
LA CINTA NO DESCANSA EN NINGÚN MOMENTO
Esto nos lleva a mencionar la estructura del filme, todo el tiempo en ascenso y sin pausas, Gunn tomo la decisión de que en las secuencias más frenéticas de la película haría una división cronológica y espacial de los personajes, dependiendo los equipos que se hagan o el foco que quería dar. Lo que hace que en momentos la narrativa pues se parta de forma literal casi por episodios. Esto funciona porque lo empiezan hacer muy temprano en el filme y cuando lo hacen en puntos de crisis se siente bastante estimulante, recordando el montaje de Infinity War por el poco aire que te deja para respirar entre tramas. Además de que momentos en equipo tampoco faltan y llegan a su debido tiempo.
En temas de estructura The Suicide Squad no tiene ningún problema, de hecho, quiero alabarla por sentirse tan cómoda para el espectador. No solo nunca cae, sino que es tan emocionante que el final de su segundo acto se siente como si fuera el clímax final y es muy grato encontrarte con que de repente apenas vas a iniciar el tercer y más intenso movimiento de la película cuando pensabas que ya iba a terminar. Mis respetos tanto a montaje como a guion por como montan la película para lograr este ritmo y sensación.
Regresando a mi concepto de la teatralidad emocionante, James Gunn es un director que lo sabe usar para sus imágenes, en esta cinta nos da planos estéticamente divertido y épicos que no solo se ven geniales siempre hay algo en conflicto lo enfrentamientos entre villanos y héroes tienen esta epicidad bien ejecutada. Toda acción es buen cine de acción, pero incluso más allá Gunn en esta película nos da planos bonitos, planos bellos no por lo estético sino por su relación semiótica o en otras palabras por el lenguaje que nos brinda. Me refiero a su conexión a otros planos y personajes, hay momentos de apreciación, momentos de silencio de personajes contemplando cosas o paisajes y en que se ven sus reacciones y que estas nos dicen lo que el guion en dialogo no puede, momentos incluso sutiles pero que dicen bastante y hasta te dejan reflexionando por un momento. El clímax mismo Gunn lo vende maravillosamente porque los planos de sus actores en completa emoción conectados a sus visuales espectaculares y la fuerza que ya trae el guion nos trasmiten la epicidad que él quiere.
Trabaja con lo más íntimo y lo usa para potenciar la epicidad de la producción, las explosiones, la música, el sonido, pero sin ese lenguaje, sin ese tacto y sin esa sutileza lo anterior se queda vacío y sin esas discretas, pero simples y sencillas semillas en el guion no habrían momentos tan poderosos que James Gunn logra cosechar, pareciera que es un detalle con poca importancia, pero créanme que eso hace toda la diferencia entre Suicide Squad y The Suicide Squad porque esa es la diferencia de esas doce notas.
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