Ti West no es un nombre que suene tan familiar a la hora de definir el cine de terror como los legendarios George Romero, Wes Craven y John Carpenter, o incluso como los talentosos artesanos del horror de la actualidad como James Wan, Eli Roth o incluso el músico de metal vuelto director de cine Rob Zombie, pero si se tratara de definir a las mentes más creativas de este género que han salido durante el presente siglo, el nativo de Delaware que nos trajo The Inkeepers (2011) debería ser infaltable allí. West ha hecho una de las trilogías más ocurrentes, violentas y dementes del género del horror, y quizás se deba por el hecho de que su tratamiento no es para nada sobre películas de terror al uso.
X, Pearl y Maxxxine (estrenadas en ese orden cronológico) tienen la forma del slasher, pero en el fondo son un tratamiento hipnótico sobre la fama como esa clase de motivación obstinada para justificar derramamientos de sangre y deterioros mentales. A lo largo de estas tres películas, los personajes de Pearl y Maxine (ambas interpretadas de manera impresionante por la ascendente Mia Goth) se mueven entre la línea del bien y el mal por dejarse llevar por el anhelo del estrellato, resultando en un ciclo de venganzas que terminan deformando sus vidas y la de los personajes que los rodean bajo un formato visual de homenajes y sátiras. Además de Goth, esta saga ha tenido participación importante por parte de estrellas candentes del momento como Jenna Ortega, Lily Collins y el nuevo Superman, David Corenswet.
A continuación, se explicará cada película de esta serie (llamada trilogía X por los fans) mas no se hará en el orden cronológico en que fueron estrenadas las cintas sino el orden que sigue la historia completa. Si no has visto la trilogía, es mejor que no te lo arruines, dejes la lectura hasta aquí y vayas a ver esas películas cuanto antes.
Pearl (2022): inicia una obsesión
Es necesario situarse en la América profunda de la época de la Primera Guerra Mundial para entender que todo comienza con una chica inmigrante con sueños de grandeza quien tiene que vivir bajo circunstancias desafortunadas. Una pandemia global de gripe española asola el mundo obligando a que sea un hábito vestir mascarillas sanitarias (los flashback del COVID-19 serán más que gratuitos), una matriarca ultrarreligiosa gobierna una granja con mano de hierro, un marido ausente por el conflicto militar de la época y un padre discapacitado en estado vegetal; todo eso es la vida de la inocente y soñadora Pearl, quien cree que puede llegar lejos en el naciente mundo del entretenimiento, y hará lo que sea por pertenecer ahí, hasta sacrificar a su familia en el sentido literal de la palabra.
Pearl es en esencia, la venganza de una chica contra la vida dura que lleva que la aparta de su verdadera pasión. Son pocas las muertes en esta película si se compara con las otras pero todas están dirigidas de una manera tan artística que, de alguna manera, la mayoría de ellas encajan con el luminoso tono del filme, muy acorde con la estética del Hollywood en su edad de oro, como si fuera la propia Pearl imaginándose el mundo artístico al que ella creía pertenecer.
La razón por la que esta precuela es casi de manera perfecta el cuento de una venganza es porque es difícil no sentir empatía por Pearl, incluso después de matar a sus padres, y aquí entra la excelente labor actoral de Mia Goth, hay momentos donde sin darnos cuenta podemos sentirnos mal por la joven granjera como en la escena de la audición, o el final del filme donde mantiene esa sonrisa triste y psicótica entre los créditos finales. No se deja de lado que todo lo que hizo estuvo mal, sin embargo, la dirección de West se encarga de convencer al espectador de que todo lo que hizo la chica tenía un propósito que era buscar una vida mejor. Desde nuestra perspectiva Pearl es una psicópata pero desde la de ella misma estaba respondiendo a las injusticias de su madre represora y de la época en la que le tocó vivir. Agresora y víctima a la vez, no es una situación fácil de recrear, pero como se ve en este futuro clásico, West rompe los moldes y dota de aristas tridimensionales a esta asesina en serie para mostrarnos a un monstruo que es imposible de contener, manteniendo una humanidad inherente a ideas libertarias y una personalidad ingenua con la que Pearl justifica sus cuestionables acciones.
El monólogo de Pearl en la cocina es clase magistral de actuación hecha por Goth donde su personaje escupe todo lo que lleva por dentro quedando en una situación de que se siente “obligada” a cometer esos actos pero da por hecho que era su manera de ver las razones por las que se desquitó de quienes arruinaron sus sueños. La descomposición del cerdo representa el descenso a la locura de la joven.
X (2022): Mia Goth vs. Mia Goth
En The House of the Devil de aquel distante 2009, Ti West ya había mostrado cierta adoración por las técnicas de filmación que eran comunes en el cine de terror de los años setenta, y esa pudiera ser la razón por la que decidió estrenar X antes de Pearl. Este filme es de los tres, el que más abraza su condición de slasher, siendo ambientado justamente en la década de clásicos como la Masacre de Texas (con fuertes guiños a esa película). Aquí la paleta de colores que adornó la ambientación de la precuela está ausente, y la Texas rural se muestra agreste, casi indómita, como un trabajo cinematográfico que podría esperarse de aquellos tiempos en los que este género miraba su apogeo.
Siguiendo la cronología de la historia, aquí Pearl aparece ya vuelta una anciana, y Howard, su esposo sobreviviente de dos guerras adquiere un papel importante. La asesina ahora enfrenta problemas de demencia senil y la impotencia sexual del marido, pero vuelve a adquirir un interés enfermizo en una huésped, la novel aspirante a estrella porno Maxine, quien ha sido invitada junto con su divertido equipo de filmación, quienes han logrado embaucar a Howard para rodar su película en la casa de huéspedes.
X destaca en la trilogía por ser el filme que se siente más coral, todos los personajes tiene algo que llaman la atención, incluyendo una interesante (aunque breve) subtrama con la pareja de cineastas, sin embargo, es la efímera, extraña y morbosa relación entre Pearl y Maxine la que termina definiendo los sucesos trágicos en la parte final del filme. La primera se obsesiona con la segunda al punto que busca satisfacerse con ella en un modo que hasta raya en lo sexual. Y entonces, ya cuando los amigos de Maxine empiezan a caer como moscas ante la carnicería de la pareja de psicópatas (en algún punto de la historia entre ellos, Howard abrazó el instinto asesino de su mujer), las dos mujeres se ven en un punto de antagonismo extremo cuando Pearl sobrepasa su fascinación por la joven para inmediatamente heredar el rencor y la envidia que su propia madre sentía por ella e intentar desquitarse con Maxine por buscar lo mismo que ella aspiraba años atrás.
Por supuesto que en los slashers suele llegar el momento en que la chica final tenga su revancha, la dirección de West no huye de los lugares comunes. Maxine sobresale en la pugna y termina matando a Pearl con tanta saña que puede decirse que la otrora chica granjera murió como vivió, y ahora los sueños de grandeza y fama le pertenecen a la sobreviviente. Maxine probó la sangre, vengó a su amante y amigos y ahora está dispuesta a ir por todo con tal de tener la vida que cree que merece. Es bastante clara la idea que propone West con la fama como motivo de degradación en la psique humana, premisa que llegará a su máximo esplendor en el siguiente filme.
Cabe destacar que este servidor no tenía idea de que Mia Goth realizó ambos papeles durante el visionado de X así que el departamento de maquillaje es digno de todas las flores que recibió por este filme.
Maxxxine (2024): el éxito se sirve como la venganza, en un plato frio
Con Pearl y Howard muertos y enterrados, Ti West no podía seguir estirando el chicle de la granja maldita, así que el acto final de su peculiar trilogía cambia no solo de tiempo sino también de espacio, abandonándose los establos y los pantanos infestados de aligátores por la no menos hostil ciudad de los Ángeles sumergida en mediados de los años ochenta, por lo que el director aprovecha también para que esta nueva entrega adquiera los matices estéticos de la época que la distingan de sus hermanas, incluso añadiendo metraje real sobre los reportes que alertaban sobre un infame asesino en serie de esa época, el acosador nocturno. Sin embargo, Richard Ramírez no es el antagonista al que se tendría que enfrentar ahora Maxine sino alguien que quiere ajustar cuentas por sus acciones pasadas.
Ahora decidida a abandonar el cine para adultos e incursionar en la industria fílmica de los grandes estudios de Hollywood, Maxine se envalentona a ser parte de una prometedora película de horror. Rota emocionalmente por su desafortunada experiencia en la granja de Pearl, adicta a las drogas y con una propensión a la violencia que se ve en claros momentos como en una de las escenas más duras del filme cuando se desquita de manera sangrienta con un asaltante de poca monta (dejándole sin aparato reproductivo en el proceso), Maxine se ve perseguida por un misterioso acosador que se aprovecha del terror ocasionado por el asesino previamente mencionado para quitarle a la chica los pocos amigos que la rodean y dejarla en un estado de paranoia constante. Mención aparte hay que hacer del trabajo que asume en esto el matón a sueldo interpretado por el consagrado actor Kevin Bacon (incluirlo en esta película es la oda a los 80s definitiva, buena esa Ti).
El pasado persigue a Maxine, pero no solo el trauma provocado por el trágico rodaje porno al que sobrevivió sino en mayor medida por sus orígenes, los cuales fueron develados al final de X como hija de un televangelista a quien abandonó para perseguir la vida que “merecía” tener, resultando ser una oveja descarriada que huyó de su severo pastor, profundizando así los paralelismos con Pearl. La trilogía X fue hecha para ser desvergonzada y exagerada, siendo esta tercera parte la que destaca más en todo eso, así que a West poco le importó concebir un deseo de venganza y fama en la figura paterna de Maxine, llevándole a convertirse en un asesino serial y terrorista que quiere utilizar a su niña para llevar a su culto a un nivel mayor de popularidad, y castigar a la cultura popular y a la sociedad hedonista de aquel entonces. El contraste perfecto con Pearl donde madre e hija no logran cada una en sus respectivos momentos perseguir sus sueños, en la tercera parte de la trilogía son padre e hija que se volvieron figuras destacadas dentro de sus propios medios, ahora compiten por el estrellato máximo y dejar sus nombres en los libros de la historia.
Si hay algo que deja claro Ti West es que sus protagonistas se tienen que preocupar por todo menos por consecuencias legales de sus actos, así que una vez que se le revierte la situación al reverendo (dos policías contra un ejército de fundamentalistas era para una escena más larga y mejor trabajada), Maxine se asegura de cobrar la última deuda que tiene pendiente reventando la cara de su viejo con un disparo enfrente de un helicóptero de la policía, y esa fue la clave de su éxito. Años de trabajo, colaboradores de dudosa moral y unos muertos encima, ya nadie se interpone entre ella y la fama definitiva, estando todavía rota, drogadicta hasta la médula y con unos traumas que tal vez nunca la abandonarán, pero ya por fin tiene los reflectores encima de ella.
Ti West sorprendió con esta serie de películas tan sádicas, crudas, vanguardistas y retadoras, dándole a cada una su propio tono. Pearl es drama psicológico con unas breves y apropiadas dosis de musicales del Hollywood de antaño, Maxxxine es thriller policíaco con harta influencia de giallo italiano, X es la más fiel al terror que involucra tener asesinos tras jóvenes (y no tan jóvenes) cachondos más un ingrediente prestado de Boogie Nights. Todo bajo el tema de la fama y lo que la gente haría por ella, llegando a ser un ciclo de violencia y venganza que quizás no tenga fin. La historia de Maxine da para una cuarta parte donde podría verse su estrella en declive para dar paso a más revanchas sangrientas y excesos impredecibles. La trilogía de West puede considerarse como la misma historia del entretenimiento bajo una perspectiva postmoderna y misántropa donde el fin justifica los medios y los personajes están dispuestos a matar para obtener o recuperar eso que creen que era derecho de ellos. De verdad, una perspectiva única del ascenso y caída del sueño americano.
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