¡Ah, Venom! ¿Llegará el día en que deje de amarte? Bueno, quizás, pero hablaremos de eso más adelante.
Recuerdo la primera vez que vi Venom en el cine: fue una experiencia intensa, emocionante y vertiginosamente tonta. ¿Qué acento creía estar haciendo Tom Hardy? ¿Por qué el guion era tan cursi e incómodo? Intrigada, volví a verla…siete veces más, en el cine. Cada vez me parecía más graciosa, hasta que, como era de esperarse, la última vez comenzó a volverse un poco repetitiva.
Venom no era una buena película en ese entonces, y ahora que he visto Venom: El último baile, puedo confirmar que las cosas no han cambiado mucho. Pero, por extraño que parezca, hay un punto en que algo tan basura se vuelve profundamente significativo, lo que nos lleva a la filosofía basura de Venom.
Para el resto del artículo, ten en cuenta que cada vez que leas “basura” no tiene una connotación negativa. Imagínate destilar la misma esencia de las aguas residuales. Obviamente, sigue siendo algo espantoso, pero de alguna manera, hay algo glorioso en su estado más puro. Sospecho que es la dedicación casi religiosa que se necesita para concentrarse tan intensamente en algo tan terrible, pero sea cual sea la causa, eso es lo que las películas de Venom son para mí.
Ya mencioné algunos de los elementos que hacen que las películas de Venom sean malísimas, pero El último baile directamente alcanza la perfección en el arte de lo desastroso. Podría señalar muchas cosas, pero como escritora, lo que más me llamó la atención fue el guion. ¿Cuántos consejos sobre escritura se resumen en “muestra, no cuentes”? Y siendo un medio visual, debería ser fácil mostrar… ¿no? Bueno, basándome en la cantidad de diálogos que eran pura exposición, con personajes que repetían información en el vacío justo después de que el público se enteraba de ella, parece que no es tan sencillo como suena.
Para ser honesta, normalmente me habría avergonzado ante semejante nivel de pereza: parece que los personajes alternan entre los roles verbales de “un amnésico que descubre el mundo por primera vez” y “respuestas generadas por IA a todas sus preguntas”. Sin embargo, de alguna manera, esto encaja perfectamente en la franquicia de Venom. Es tan terrible que roza lo dadaísta para mí, lo que hizo que me diera cuenta de que Venom (intencionalmente o no) sigue una filosofía similar.
Tengamos en cuenta a los personajes que conocimos a lo largo de las películas de Venom. Si nos enfocamos solo en la más reciente, es posible notar algo: todos los personajes “buenos” son, en el mejor de los casos, dignos de vergüenza ajena, y en el peor, algo turbios. Está la Doctora Payne, una mujer que emite la misma vibra que una chica obsesionada con los caballos, pero con los alienígenas. Está Sadie Christmas, una mujer que se toma su apellido un poco demasiado en serio, al menos a los ojos de algunos de sus compañeros de trabajo. Y luego está la extraña familia de hippies obsesionados con los extraterrestres que… bueno, son hippies obsesionados con los extraterrestres.
Ah, y por supuesto, nuestro querido Eddie Brock, un hombre divorciado y sudoroso que, en el mejor de los casos, apenas logra avanzar a tropezones en la vida. En cuanto a personajes más tradicionales del tipo “héroe”, tenemos al militar Rex Strickland, no es un mal tipo, pero tampoco es exactamente un héroe.
No llamaría dadaísta a la glorificación de la basura por parte de Venom porque no creo que realmente intente desafiar las normas sociales, pero sí creo que es una carta de amor hacia todas las partes extrañas y vergonzosas de la vida, y especialmente, hacia aquellas personas que se definen como “raras y que dan vergüenza ajena”. Para mí, el núcleo filosófico de la trilogía es, más o menos, que la basura también puede ser hermosa y significativa, y el hecho de que las películas lo comuniquen siendo basuras en si mismas es algo que, sin ironía alguna, lo considero interesante desde el punto de vista artístico.
Aun así, no creo que los creadores de Venom deban seguir expandiendo su filosofía de la basura. Como mencioné al principio, quizás en algún momento ya no me encante. Aparentemente, las películas estaban destinadas a ser una trilogía y creo que deberían seguir así. Como dije en el comienzo del artículo, amo las películas de Venom, pero no quiero ver más; de hecho, me negué a ver la escena post-créditos de El último baile. Incluso las mejores series tienen un límite antes de volverse repetitivas y agotadoras, y creo que Venom ya ha llegado a ese punto. Así que, por favor, Kelly Marcel, si lees esto, mantente firme y deja la franquicia donde está. No hay necesidad de tocar la perfección.
Venom es horrible, pero su obsesión por ser y amar la basura la ha mantenido lo bastante fresca como para que no nos moleste su olor. Hice todo lo posible para no spoilear el final de El último baile, pero debo decir que es emotivo, de una manera tan sorprendente como adecuada. Las críticas no se equivocan: la película es terrible, pero hay que entender que ser mala no siempre es algo negativo. Esta es la filosofía de la basura que Venom ha estado tratando de enseñarnos todos estos años.
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