Confieso que sentí algo de recelo al enterarme de que la serie The Office tendría una versión australiana. Como fan de la versión estadounidense, ya me había apegado a los personajes icónicos, al humor inusual y a ese entorno caótico de oficina. Pero la curiosidad fue más fuerte y decidí darle una oportunidad para ver si Australia realmente podría captar la esencia de este clásico.
Después de ver los primeros episodios de The Office Australia, algunas cosas quedaron claras. La serie sigue la estructura que ya conocemos, pero con un toque australiano único. Ahora tenemos a Hannah Howard en el papel principal, una excéntrica gerente interpretada por Felicity Ward , quien desde el principio, aporta frescura al personaje. Es interesante ver cómo una mujer asume esta posición de liderazgo, algo que ya diferencia esta versión y cambia la dinámica de la serie.
Ver The Office Australia es casi como visitar a un viejo amigo, pero en otro país. La serie intenta ser fiel al estilo original, pero introduce esa camaradería algo irreverente típica de los australianos. En uno de los episodios, por ejemplo, exploran el universo de la Copa Melbourne, una gran tradición allí. Estos detalles aportan autenticidad y muestran que los productores desean crear algo que resuene en la audiencia local.
Aun así, mientras veía la serie, sentí que podría profundizar aún más en estas referencias culturales para crear una identidad propia. Se pueden ver los intentos, pero queda la sensación de que la serie depende demasiado de la fórmula conocida, sin aportar muchas sorpresas para quienes somos verdaderos fanáticos.
Cualquier persona que vea esta versión no puede evitar hacer comparaciones con la estadounidense, especialmente quienes ya somos seguidores del equipo de Scranton. La química y el carisma de los personajes originales eran una de las grandes fortalezas de la versión norteamericana, mientras que, por ahora, espero que los personajes me cautiven de la misma manera en la versión australiana.
Esto no significa que el elenco australiano no esté a la altura. Felicity Ward hace un trabajo increíble con Hannah equilibrando el humor con ese toque de jefa rara que uno espera. Pero al ver la serie, extrañé esas interacciones icónicas, como Jim y Pam o el inconfundible Dwight. La versión australiana aún da sus primeros pasos y quizás tome tiempo para que los personajes encuentren su propia dinámica, ese toque especial que nos hace querer ver cada episodio.
Las opiniones están divididas. Muchas personas parecen disfrutar de ver The Office desde una perspectiva diferente, mientras que otros son más reacios a verla, porque prefieren dejar intacto el legado de la versión estadounidense. Entiendo ambos puntos de vista, pero creo que lo bueno de las adaptaciones es esa tentativa de traer algo nuevo, incluso si el riesgo es alto.
Hasta ahora, The Office Australia no logra engancharme de la misma forma que lo hizo la versión estadounidense. Sin embargo, reconozco que la serie tiene potencial, sobre todo si decide arriesgarse un poco más. Sería increíble ver a los personajes crecer y explorar más la cultura australiana.
Si alguien me pregunta si The Office Australia alcanzará el mismo nivel de devoción entre los fans que la versión de estadounidense, honestamente diría que es improbable. Pero eso no significa que no tenga valor. Cada versión de The Office logró captar algo único, ya sea la monotonía de una oficina británica o el absurdo de un ambiente corporativo estadounidense. La versión australiana nos brinda ese toque local que ya es una adición interesante.
En conclusión, creo que vale la pena darle una oportunidad a esta nueva adaptación, con la mente abierta y sin esperar una copia de la versión estadounidense. Para mí, esta es una serie que aún está en la búsqueda de su ritmo. Quién sabe si en próximas temporadas, Felicity Ward y su equipo puedan hacernos reír y hasta extrañar a personajes que acabamos de conocer.
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