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Crítica en retrospectiva: El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980)

Spoilers

Jack Torrance (Jack Nicholson) y su familia reciben el encargo de cuidar el aislado Hotel Overlook durante el cierre de invierno. Pero a medida que pasan las semanas, y la soledad de los Torrance se acrecienta, las fuerzas oscuras del hotel van empujando a la locura a los tres miembros de la familia.

El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980) es una adaptación un poco libre de la novela homónima del maestro del terror literario Stephen King, quien detestó la película desde el primer momento. La razón principal ―hasta cierto punto comprensible― se debe a la gran cantidad de cambios hechos por Kubrick y la escritora Diane Johnson de las más de 600 páginas de la novela, cosa inevitable en las adaptaciones de textos tan extensos. Pero, ¿qué sucede cuando uno de los mejores directores de la historia adapta una de las obras más logradas de un autor excelente y, de paso, el protagonista es un actor único? En este caso, al menos, el resultado es una auténtica obra maestra, aunque la mayor parte de la crítica no opinaba así en el momento de su estreno.

Por supuesto, esta opinión general fue cambiando con el tiempo porque, en retrospectiva, quedó claro que Kubrick y Johnson supieron mantener el sentido narrativo de la novela a pesar de que el guion era más corto; asimismo, Kubrick logró transmitir con imágenes la aterradora esencia de la historia y plasmó con fuerza en El resplandor muchos de sus rasgos autorales: temas como la dicotomía entre el bien y el mal, la familia o la locura; personajes principales complejos cuyas tribulaciones internas son exteriorizadas por el contexto; equilibro entre arte y entretenimiento; encuadres simétricos y así sucesivamente. Por todo lo anterior, además, El resplandor sigue estando entre las mejores adaptaciones de los libros de King junto a Carrie (Brian De Palma, 1976), Misery (Rob Reiner, 1990) o Sueños de libertad (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994).

En los créditos iniciales, un pequeño automóvil transita por las carreteras de las montañas de Colorado, mientras suena el denso y siniestro tema principal, creado por Wendy Carlos y Rachel Elkind; la música no solo se torna más incómoda a medida que el automóvil hace su recorrido, sino que es la primera premonición del mal que se avecina. A su vez, la imagen insinúa más de lo que parece: si bien no vemos al conductor, las tomas aéreas hacen que este igualmente se vea empequeñecido y solitario entre las montañas desérticas. Y en última instancia, ambas, imagen y música, sugieren que el personaje va rumbo a su perdición.

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El conductor es Jack Torrance, un maestro fracasado, ex alcohólico y, como otros personajes de King, un escritor, a pesar de que no ha podido hacer una carrera de ello; por este motivo acepta trabajar como celador del Hotel Overlook, no solo para tener un espacio retirado para poder escribir, como dice al principio, sino porque no tiene otra opción. Jack no parece mal esposo ni tampoco mal padre, pero carga con el peso de haberle dislocado el hombro a su hijo, Danny (Danny Lloyd), en un ataque de ira, por lo que es indudablemente temperamental. Así, pues, ¿Jack es malo por naturaleza? ¿O el Hotel Overlook lo termina poseyendo? Casi desde el primer momento que lo vemos sí parece trastornado, como si estuviese reprimiendo otro lado, por lo que la cuestión va por ambos lados: el Overlook explota su maldad interna.

Ese aire de malignidad que rodea a Jack no solo se debe al guion y la dirección de Kubrick, sino especialmente a la ya legendaria actuación de Jack Nicholson. Con su sonrisa diabólicamente seductora, cejas arqueadas de forma expresiva y mirada astuta, Nicholson hace que su personaje transmita con facilidad un resplandor perverso, así como la sensación de que está a punto de caer en el abismo. Volveremos sobre él más adelante.

Por su parte, Wendy (Shelley Duvall) es una madre atenta y preocupada, y una esposa dedicada; en el aspecto físico se ve frágil y emocionalmente un poco nerviosa. Pero Wendy es más resuelta y fuerte de lo que ella, los demás personajes (incluyendo los espectros del Overlook) y los espectadores creen, similar a otras mujeres creadas por King como Carrie en la novela homónima, Donna Trenton en Cujo o la pequeña Beverly Marsh en It. El triángulo familiar está completado con el hijo de ambos, Danny, un niño inteligente, perspicaz y de mirada profunda. Tiene un enorme poder psíquico que le advierte a él y, otra vez, al público, con imágenes pesadillescas y premonitorias que el hotel encierra un terrible mal; esta habilidad, además, se manifiesta por medio de Tony, su amigo imaginario, que funciona para Danny como una forma de evasión de la realidad, como puede suceder con otras personas víctimas de su entorno.

¿El drama de los Torrance atrae el mal del Hotel Overlook? Por una parte, el hotel se alimenta de sus miedos: Jack teme al fracaso y, de una manera u otra, al monstruo que habita dentro de él; Wendy a no poder mantener a su familia unida y a salvo; y Danny a la pesada carga que conlleva su resplandor. Por otra parte, las debilidades de cada uno y el aislamiento de todos los vuelven vulnerables a caer en la locura. De esta forma, a través de la dinámica de Jack, Wendy y Danny en particular, y de la familia en general, El resplandor aborda la historia de una familia no solo acosada por los fantasmas de un hotel maldito, sino por los suyos propios.

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Aparte de los Torrance y Dick Hallorann (Scatman Crothers), el cocinero jefe del hotel, el otro gran personaje del filme es el mismo Hotel Overlook, o, si se quiere, una instancia diegética con vida propia. Principalmente, las visiones de Danny, como el río de sangre que cae por el ascensor; el comentario que hace Stuart Ullman (Barry Nelson) acerca de que fue construido sobre un cementerio indio, otra advertencia para el público; y diálogos como aquel en que Hallorann le dice a Danny: “Algunos lugares son como las personas. Algunos resplandecen y otros no”, dotan al Overlook de una especie de alma, alimentada por la sangre, la venganza y una energía ancestral.

Su aspecto visual también contribuye a la idea anterior: el Overlook está edificado como un laberinto en el que sus residentes se pueden perder con cierta facilidad; el color rojo intenso es constante en distintos espacios, como otra señal de peligro; el hotel es más imponente por dentro de lo que parece por fuera; y su ubicación aislada contribuye al terror que infunde. Incluso, el uso del steadycam para seguir a los personajes en sus vaivenes convierte a la cámara en una de las tantas presencias que los acosa constantemente; y también transmite con elegancia y perturbadora simetría la sensación de amenaza que se esconde entre las esquinas y los pasillos del no menos elegante Hotel Overlook.

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A su vez, los fantasmas que lo pueblan no solo existen para asustar a los personajes y espectadores, sino que son extensiones del carácter malévolo del Overlook: el barman Lloyd (Joe Turkel), con su sonrisa ladina, tenta con el vicio; Delbert Grady (Philip Stone), el anterior cuidador que asesina a su esposa e hijas, se muestra cordial primero, pero luego absolutamente frío; las gemelas Grady (Lisa y Louise Burns) son un recordatorio constante de su pasado violento; la mujer de la habitación 237 (interpretada por Lia Beldam de joven y por Billie Gibson de vieja) es seductora y, al mismo tiempo, grotesca. Así, el Overlook es un espacio con personalidad propia, rico en detalles y vivo como un ecosistema de ultratumba.

¿Por qué esta danza de espíritus malignos influye más en Jack que en Wendy y Danny? Porque es el más débil física, moral y espiritualmente, inclusive. Ya antes de llegar a su nuevo trabajo, Jack está desequilibrado y el Overlook se aprovecha de la situación. Cuando propone en el salón vacío del hotel vender su alma por un trago de bourbon, nos queda claro su temple, y cuando toma el vaso que Lloyd le ofrece, sabemos que sella su destino con gusto.

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De nuevo, el trabajo de Nicholson como un hombre atormentado y psicópata en potencia le sienta de maravilla. A la genialidad de su interpretación contribuyó el hecho de que Kubrick, para sacar lo mejor de él, le hizo repetir hasta más de cien veces algunas escenas (incluyendo a Duvall). Las consecuencias son tanto un Jack Torrance, como un Jack Nicholson, convincentemente enloquecidos y enfurecidos por el entorno; así como una serie de momentos que hacen de El resplandor una de esas extrañas películas cuyas escenas son casi todas icónicas.

En última instancia, Wendy resiste el influjo del Hotel Overlook porque, como vimos, es fuerte por dentro y fuera, y buena en esencia; Danny, quien se aísla en su mente después del ataque de la mujer de la habitación 237, regresa en sí y logra escapar tanto de su padre como del hotel, porque era inocente de la violencia de uno y del otro. Pero Jack no consigue salir del Overlook porque abraza conscientemente su oscuridad, asesina a Hallorann y, sobre todo, intenta asesinar a su familia. Jack, aullando como un animal rabioso, se congela y queda como parte del Hotel Overlook. En realidad, el ambiguo final, que lo muestra sonriente en una foto de 1921, nos insinúa que siempre lo ha sido.

The Shining' Final Shot's Creepy 'Overlook Hotel July 4th Ball 1921' Photo  Turns 100 - TheWrap

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