Las películas de superhéroes convocan enormes masas de público. Marvel en particular ha sabido conformar a los fans de comics y cultura pop a fuerza de buenos personajes, grandes aventuras, humor y acción. Pero a la hora de hablar de los personajes femeninos hay mucho que decir y reflexionar.
En primer lugar es importante establecer que todo cine ofrece una mirada de las cosas, la subjetividad es la base de la forma de contar una historia, poner una cámara, confeccionar diálogos, colocar distintos tipos de música, sonidos y cualquier decisión de la puesta en escena. La articulación de decisiones conforman discursos posibles. Esto no significa que todo lo que dice una película es el pensamiento de sus autores, en absoluto, pero sí significa que las películas reflejan formas de ver el mundo.
Sobre esa base se piensa hace muchísimos años qué lugar ocupa la mujer dentro del arte y dentro del cine en específico. El irónico “Test de Bedchel” evidenció a través del humor que la ficción muchas veces contaba personajes femeninos vacíos y que sólo funcionaban alrededor de los personajes masculinos y que a veces no tenían ni siquiera nombre ni diálogos.
En el mundo de los superhéroes además se suma una composición muchas veces enfocada en la belleza y sexualización de las heroínas. Pero en los últimos años pasaron dos cosas: el feminismo creció como parte de la agenda mediática y Marvel tuvo su punto cúlmine de ascenso y entró en un proceso de caída. Esto lo que demuestra, de alguna manera, es que la calidad de los contenidos es lo que hace a una buena intromisión de los debates de agenda y que, cuando las películas y series pierden sus atributos en términos artísticos y narrativos, la inclusión de temas urgentes se empieza a sentir forzada, poco orgánica y hasta contraproducente.
Las buenas
Por el lado de los personajes más interesantes tenemos la fase del Universo Cinematográfico de Marvel que culminó con Avengers: Endgame (Anthony Russo, Joe Russo, 2019) y algunos títulos posteriores.
Para no empezar con las heroínas nos podemos detener en los personajes de Gamora y Nébula, interpretadas por Zoe Saldana y Karen Gillan respectivamente. Ellas son dos hijas de Thanos, hermanas de la crueldad, unidas por un amor y una competencia que las destruye cada vez que están cerca. Esta propuesta nos trae un conflicto profundo y se corre del esquema obtuso de “malos que son completamente malos” para poner la lupa sobre los sentimientos, traumas y caminos de redención.
Gamora cuenta con mayor desarrollo porque rápidamente la vemos poner sobre la mesa los valores con los que fue criada contra los que ella mantiene de su vida anterior. Aquí Marvel hace algo típico del mundo de los superhéroes y es establecer que si un personaje es amado, guarda en sí la duda antes de ejercer el mal. Pensemos en Thanos inclusive como un villano complejo, que sufre y que distorsiona la idea de justicia para no sentirse un villano pleno sino un incomprendido.
Pero más allá de lo interesante del camino de Gamora, lo más fuerte aparece en contraposición con su hermana, Nébula, mucho más sufrida y dominada por el deseo de ser reconocida y amada por su padre. Poder encontrarse con su hermana desde el amor y no desde la competencia es su gran desafío además de aprender a recibir cariño.
Estas hermanas son importantes para como personajes femeninos porque traen todos estos conflictos complejos y le dan al espectador una historia para involucrarse y empatizar. Además las hace poderosas y por ende importantes para la trama de acción. Todo esto sin anteponer un panfleto político. Y encadenando con estas hermanas podemos traer a Natasha Romanoff y Yelena Belova, interpretadas por Scarlett Johansson y Florence Pugh en la película Black Widow (Cate Shortland, 2021).
Acá sí tenemos una película que elabora de lleno un mundo femenino y demuestra calidad para traer los conflictos sociales que aquejan a la conversación pública en la vida real, a su trama de ficción. Esto quiere decir: tenemos una historia de espías, acción y origen de personajes. Pero a su vez los detalles simbolizan algunos aspectos de nuestro mundo: la organización de las jóvenes y la sororidad como fuerza motorizadora de un cambio. Y un detalle a tener en cuenta: al cine en general le cuesta mucho componer personajes femeninos que sean cómicos, suelen dejar esto para los personajes masculinos e incluso hay una porción de público que cree que las mujeres no pueden ser graciosas. En ese sentido Yelena Belova es una bocanada de aire fresco que llega con mucho humor.
Una nota al pie es que la trama romántica suele ser parte de la lógica de los superhéroes en general. Ya sean personajes masculinos o femeninos, el amor suele ser una parte importante de los desarrollos, todos (o casi todos) sufren por amor en partes iguales. Es interesante pensar que ese atributo no se le añadió exclusivamente a las mujeres. En ese sentido hay que destacar Black Widow y Capitana Marvel (Anna Boden, Ryan Fleck, 2019) que eludieron muy bien ese lugar común.
Las malas
Quizás el primer gesto que desentonó alrededor del tema fue la famosa escena de Avengers: Endgame durante la batalla final. El momento en el que todos los personajes femeninos aparecen escoltando a Capitana Marvel (Brie Larson) al grito de “ella tiene ayuda”. Esto generó un relieve extraño para la ocasión. De hecho más adelante ese momento tuvo su debida parodia en The Boys (serie creada por Eric Kripke).
Ya que antes nombramos a Capitana Marvel vayamos a la película The Marvels (Nia DaCosta, 2023). El contraste es brutal. La estética en este caso tironea a las superheroínas (Mrs Marvel y Monica Rambeau interpretadas por Iman Vellani y Teyonah Parris) hacia un mundo más parecido al de las princesas de Disney. Incorpora la lógica del musical, cantos, coreografías y vestidos largos para bailes en salones con príncipes. Cae de maduro lo difícil que es pensar que a Capitán América le hagan algo siquiera parecido. Tener tres personajes femeninos fuertes como protagonistas y no saber qué hacer más que una historia que encaja en todos los estereotipos de género juntos es una verdadera pena.
Al igual que la serie Wanda Vision (Matt Shakman, 2021) donde el centro es Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y su duelo. La idea es ambiciosa pero con el correr de los episodios todo conduce hacia un lugar menos vistoso. Agatha Harkness (Kathryn Hahn) solo aparece para desviar el conflicto interno del personaje y transformarlo en un cuento de hadas con una bruja y todo.
Y constantemente van estrenando cosas nuevas experimentando hacia dónde llevar los personajes femeninos (Eternals, She-Hulk: Attorney at Law, Loki, Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings) a veces con mejores o peores resultados, la irregularidad se volvió parte del sello Marvel. Pero su mayor problema reside en que parece que el centro de las historias dejaron de ser las historias y pasaron a ser “las deudas que deben saldar”.
Los gigantes del entretenimiento quieren recuperar el tiempo perdido y representar a todos los sectores que jamás formaron parte de sus mundos narrativos y en el apuro por ponerse al día, muchas veces pierden calidad y terminan quedando en evidencia sobre lo difícil que les resulta pensar una buena historia por fuera de sus prejuicios y estereotipos. En el camino perdieron muchos de los gestos y hallazgos que habían logrado, como los que mencionamos al comienzo del artículo, que funcionaban de manera genuina y más honesta con el proceso de deconstrucción de la representación audiovisual de los héroes y heroínas.
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