Las comedias románticas son como las palomitas: se disfrutan, pero les falta un poco de sustancia. A este punto, yo creo que los temas recurrentes y los giros de la historia están tan culturalmente inculcados que puedes predecir la trama de cualquier comedia romántica sin ver ni una sola. Los protagonistas atractivos se conocen, se enamoran, se separan y luego se reconcilian… La estructura está básicamente arreglada. Entonces, ¿por qué seguimos volviendo a la misma historia? Bueno, a algunas personas simplemente les gusta un poco de superficialidad y luego están aquellas personas que se vuelven locas analizando los detalles para encontrar el mensaje más profundo.
Yo pertenezco al segundo grupo de personas y recién terminé de ver Pared con pared.
La película es una historia bastante adorable, si consideramos que es una comedia romántica. Pero, si miras un poco más en profundidad, ¿puede que haya un mensaje político realmente interesante? Más específicamente, creo que quien haya escrito esto es dolorosamente consciente de la pesadilla económica en la que todos vivimos y decidió hacerla un poco más de ensueño.
Analicemos a nuestros dos personajes principales: un inventor a quien le gusta el silencio y una pianista entendiblemente ruidosa… ¡Son tan diferentes! ¡Tendrán tantos problemas! Excepto que no, en realidad son bastante similares. En esencia, son simplemente dos personas que intentan sobrevivir mientras intentan perseguir sus pasiones y esto no es fácil. David, el inventor, no logró inventar nada en los últimos pares de años y las cosas le están resultando un poco difíciles. Valentina, la pianista, tiene que vivir sola por primera vez luego de dejar a su pareja controladora (o directamente abusiva). Es un acto de equilibrio que casi todos nosotros conocemos: descubrir cómo hacer lo que amamos mientras se nos exige hacer dinero pues capitalismo. ¿Y cómo les funciona esto a ellos?
Eventualmente, a David lo enfrenta una gran corporación que quiere comprar sus productos actuales y futuros para distribuirlos internacionalmente, ¿es esto una solución a sus problemas financieros? No, porque David no es un idiota. Incluso si él estuviera de acuerdo con los “cambios” que la corporación les quisiera hacer a sus productos, él sabe que todo el dinero que gane del trato vendrá al costo de que él y otras pequeñas tiendas pierdan clientes y cierren. A la empresa le importa más tener ganancias que otra cosa, incluso si eso significa darles a los niños juguetes no apropiados y “aislar mentalmente a las personas”, por lo que decide pelear contra el sistema al rechazar el trato.
Por otra parte, Valentina obtiene su primer trabajo como camarera y es muy mala en esto. Pero, ¿la despiden? No, porque su jefe Sebas tiene en cuenta la comunidad y la ayuda mutua. Puede que ella no sea la mejor empleada, pero él hace lo mejor para apoyarla porque también tiene problemas. Desde que el vecindario comenzó a enriquecerse, él tuvo que hacer muchos cambios que realmente no comprende y ahora tiene a Valentina para quejarse con ella. Incluso mejor es que su terrible trabajo como camarera es casi una forma de vengarse de sus irritantes clientes. Sebas es el jefe con el que todos sueñan, incluso le da tiempo libre para que pueda ir a una importante audición que es efectivamente una entrevista para un trabajo nuevo.
Piensa lo siguiente: todo el concepto de la película es dos personas que viven en departamentos terribles con paredes tan finas que pueden escuchar hasta cómo se cae un alfiler en la puerta de al lado. Hasta se enfrentan al infierno absoluto de tener un propietario terrible que no arreglará ni los problemas más grandes y, al final, ¡simplemente rompen la pared entre sus departamentos para poder estar juntos! ¿Es completamente aterrador ver que David es tan fuerte que puede romper efectivamente una pared de ladrillos? ¡Sí! ¿Es satisfactorio ver a los inquilinos hacer cosas que enfurecerán a su propietario sin pensar en las consecuencias? ¡Doble sí! Incluso se puede argumentar que su amor es anticapitalista ya que está basado puramente en una conexión emocional sin ninguna preocupación superficial como el físico, el estatus o la riqueza.
Pared con pared no es realista y tampoco lo intenta ser. Por lo que entiendo yo, solo Valentina tiene esperanza de arreglar su situación económica al final de la película y los propietarios definitivamente se quedarán con sus depósitos después de que demolieron la pared. Pero esta no es nuestra realidad de pesadilla, es Pared con pared. En su mundo, existen los mismos problemas, pero sin todo el estrés y las consecuencias. Una camarera puede pagar un departamento enorme en la ciudad y un inventor tiene el dinero suficiente que consiguió de su último juguete para sobrevivir por un par de años mientras lidia con el duelo y el trauma. Es una vida con los desafíos suficientes para ser emocionante sin todos los problemas del capitalismo de la vida real.
Es un sueño.
Al fin y al cabo, Pared con pared es una comedia romántica promedio, con la extraña premisa de todos los giros de historias que son iguales. Pero también hace algo que no veo con frecuencia: critica los problemas sociales como los que causa el capitalismo al mostrar un mundo donde esos problemas no importan. Es un concepto que nunca se me había ocurrido: criticar un sistema a través de la ausencia de sus consecuencias y me obsesioné un poco. Es una perspectiva interesante que eleva a Pared con pared de una comedia romántica disfrutable a algo con un poco más de significado por lo que definitivamente la recomendaría. A fin de cuentas, ya que no vivimos en el mundo de Pared con pared, probablemente nos serviría algo de ese sueño tranquilo y dulce.
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