Hace 25 años salí del cine dudando que los edificios del paseo Huérfanos (Santiago, Chile) fueran reales. Ahora vuelvo a ver esta película que a finales del siglo XX causó tanto revuelo y en otra lectura, desde la experiencia, no tan sólo desde la emoción, se produce la necesidad de invitar a las nuevas generaciones a apreciarla. Si bien, es en esencia fusión, llena de Inter textos y referentes de la cultura pop; mezclando armas de fuego con artes marciales, existencialismo con la estética de comics, moda con hackers, etc., dentro de la conceptualización y los ideales planteados hay un sinfín de mensajes únicos que desglosar. Primero, gracias a la suposición de que somos esclavos de un sistema, que el destino no es otra cosa que los patrones y paradigmas construidos por aquellos que tienen el control, reglas establecidas que no alcanzamos a percibir a simple vista, pero que gobiernan nuestra existencia. Y segundo, en la exhibición de una posible salida de ese ensimismamiento y ensoñación por medio de nuestros propias habilidades y aptitudes, destruyendo lo que me ciega y ensordece. Por eso adoro la ciencia ficción, porque de forma alegórica y nítida muestra la realidad para que podamos distinguir formas y ubicarnos sin la necesidad de recurrir a discursos políticos actuales o posicionarse en algún bando, sólo basándose en mundos imaginarios con situaciones analógicas bien definidas y hasta caricaturescas. Así también, en Matrix la propuesta es encantadora, la de creer que tenemos el poder de manipular el sistema en el que estamos insertos para salvar a la humanidad de este sueño perenne en el que se encuentra. Todo bajo la perspectiva de que el conocimiento o el trabajo individual clandestino nos da las verdades y las respuestas. Tal vez esa visión de mundo fue la idea viral de muchos que dejaron de confiar en la oficialidad y empezaron a abrir los ojos, a despertar, como sugiere el tema de Rage Against the machine en los créditos.
Un filme influyente, en todas sus gamas, en la música, en el tratamiento de color, en las secuencias de acción y todos sus aspectos. Pero, qué hace a Matrix tan especial, es esa coyuntura creativa que reúne factores que se venían cocinando desde antes, desde el cine asiático y ciencia ficción en general, esta película es aquel crisol donde se funden todos aquellos metales preciosos que se venían recolectando. Cuánta falta hace a los que aún no nacían en ese entonces más obras artísticas que desafíen su pensamiento, desatornillando de su cabeza lo entregado, lo fácil, lo alcanzable, para darles una posibilidad de pensar y reestudiar la propia realidad. Hace falta un evento masivo artístico de esta índole que repercuta y cree un terremoto intelectual en las masas, como lo hizo Matrix. Sin embargo, hoy en día, a pesar de que aparecen películas que pueden traer una visión crítica de nuestra sociedad, no causan ese impacto. Es el caso de Duna por ejemplo, que si bien es cierto que se basa en una obra literaria del siglo pasado, puede ser una resonancia de nuestra sociedad actual globalizada en los estereotipos que presenta. Pero, la masa se queda con la ropa de gala de los protagonistas y va a ver la película de manera pasiva y somnolienta, sin esforzarse por entender el centro de la narrativa. Son pocos aquellos en los que resplandece el verdadero mensaje de la película, pues, la política o el contexto social no son temas de las discusiones populares, las que sí tienen que ver todas con cuestiones banales y superficiales. No veo que se instale una conversación cierta sobre las implicancias, porque eso irremediablemente nos llevaría a juzgar la geopolítica actual y dilucidaría que somos borregos crédulos y obedientes de ideologías manoseadas y obsoletas. Es decir, pudiera ser una bomba del pensamiento como lo fue Matrix, pero ese fenómeno no ocurre y lo que debemos analizar es por qué, será que nos hemos vuelto una masa voluble sin sentido que sólo corre hacia dónde los demás corren sin pensar el por qué, será que los medios transforman las películas desde la mercadotecnia en un simple objeto de consumo, será que tenemos temor de ver lo que las películas nos están mostrando y nos quedamos con el cascarón, será que las mentes aturdidas por los martillazos de lo inmediato, lo simple y lo burdo no son capaces de procesar ideas más profundas. Sin duda el nivel de impresión que tuvo una película como Matrix en su tiempo, convirtiéndose en ícono o de culto, o un referente de cine de ciencia ficción, la voz del momento, no tiene un símil en la época contemporánea. Qué nostalgia, qué angustia, qué sensación más extraña, qué vacío se siente. La segunda y tercera entrega de Matrix cerraron una trilogía perfecta, sin embargo, el mensaje, la apuesta, la incisión ya estaba hecha con la primera. La cuarta parte es nada más esa nostalgia de la que estamos hablando, esa necesidad, esa sed de impacto, esa sed de representación fidedigna y nítida de nuestras vidas. Sin duda el cine se está esforzando por mostrarlo, tenemos sátiras como ‘No mires arriba’, o ahora, la actual ‘Civil War’, no obstante, aún no se ha gestado, desde mi opinión, ‘la Matrix’ de esta época. En la cuarta parte se usó el lenguaje de Matrix para decir lo que hay que decir, pero necesitamos decirlo en el lenguaje actual. Quién está leyendo de manera sincera nuestra realidad, quién está escribiendo esto. Cuál será la película o historia que se filtre y pase entremedio de todos esos estándares de edad, de taquilla y de presupuesto que las películas deben cumplir para salir a la luz, esos filtros que no dejan producir aquella película que como Matrix, una representación fidedigna de este mundo globalizado, diverso, vario pinta y convulsionado en el que estamos viviendo. O será que un fenómeno como ese se produce naturalmente desde la crisis y el colapso, será que Matrix surgió del cambio de época y de perspectiva, y pasó frente a nuestras narices sólo para percibirle ahora desde la distancia. Los que vivimos el cambio de milenio en nuestra juventud sentimos esa poderosa nostalgia, y desde la nebulosa de un pasado, apreciamos que la predicción de Matrix se está ejecutando otra vez en una nueva forma de esclavizar las mentes.
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