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La mejor película de ciencia ficción de la historia

Título tramposo.

Es casi imposible ponerse de acuerdo en este punto como en cualquier otro que pretenda determinar un ranking definitivo ¿Mejor canción de pop? ¿Mejor recital de heavy metal? ¿Letra más romántica? ¿La poesía más profunda? ¿Pizza más sabrosa?

Improbable de que exista acuerdo. Ni aún, votando (que solo indicaría una mayoría en un gusto determinado en un momento histórico…).

Entonces, ¿cómo se puede pensar sobre esta temática sin volverse loco?

Hay algunos abordajes que pueden acercarnos a una posibilidad más asertiva, que nos acerque a algo parecido a una verdad.

Por ejemplo: ¿Cuánta influencia ha dejado algo? ¿Cuál ha sido su impacto lateral en otras artes e industrias (comics, música, lore) ¿Cuánto tiempo de recordación tiene en el colectivo? ¿Su importancia cultural, social y filosófica? Y algo nada menor: su impronta espiritual. Es decir, su legado.

Aunque hiciéramos un repaso detallado por cientos de películas, por series, libros, historietas y videojuegos, no encontraríamos nada tan potente como Star Wars. Y concretamente a Episodio IV.

Sí, La Guerra de las Galaxias es sin duda la mayor obra de ciencia ficción de la historia.

¡Wow! Ya puedo oír algunas voces en contra, incluso “haters” que dirán “¿Quién se cree este para aseverar con tamaña seguridad algo tan subjetivo?”

Y estaría muy bien que se lo preguntaran.

Porque no estoy exponiendo una verdad absoluta. Sí, en cambio, una propuesta de estudio con una argumentación sólida, números relevantes, datos concretos y por supuesto… mi gusto personal.

Para quienes me han leído antes ya saben que soy un incondicional de La Fuerza.

Sin embargo, a pesar de mi fanatismo, no dejo de ser un cineasta, investigador y académico lo cual me obliga a cierto rigor.

Ya me calcé el traje Jedi.

Sin embargo, puedo ser crítico con esto justamente porque lo amo. Y confieso que, dentro de la larga lista de películas, series, animaciones y demás, hay algunas que me parecen incluso malas… (pero jamás lo voy a confesar, así que, por favor, me guardan esto en secreto).

Así como un fanático de un determinado equipo de fútbol es quien más critica un mal partido, una mala atajada o un jugador que no se ha comprometido con los objetivos, de la misma manera, soy muy crítico con todo aquello del universo Star Wars que contiene algún elemento que me resulta dudoso, a contramano o que implica una relativización de su mitología inicial y en particular, su ética intrínseca.

En este sentido, abro desde ahora el juego a la respuesta, y espero recibir incluso críticas. No podría ser de otro modo.

Los Jedis se forman en la dureza del combate y en la paz de sus mentes… y cuando la pierden, bueno, algunos se pasan al Lado Oscuro (Anakin Skywalker…)

Hablar de ciencia ficción en cine es mucho más que un gusto por rayos láser y naves espaciales. Es entender su función en la historia ficcional de la humanidad.

Y no comenzó con el cine sino con la literatura y el dibujo.

Y con Julio Verne.

De la tierra a la Luna, Viaje al centro de la Tierra, 20.000 leguas de viaje submarino y alrededor de 60 novelas. En sus obras anticipa el submarino, el cohete, las videollamadas, la conquista de los polos y todo esto cuando en la realidad, faltaba mucho para su realización.

Por otro lado, tenemos a Leonardo Da Vinci, el famoso genio florentino que vivió entre 1452 y 1519 y que además de pintar a la archi famosa Gioconda y La Última Cena, era inventor, ingeniero, escultor, maestro de armas, cocinero experto y ¡hasta cantaba con registro de tenor! Entre sus obras diseñó el primer submarino, el ala delta y otras genialidades que hicieron a la historia de la humanidad.

¿QUÉ ES LA CIENCIA FICCION?

Vamos a aclarar que el término “Ciencia Ficción” aplica a aquellas obras literarias o cinematográficas en donde el argumento está atravesado por alguna forma de ciencia que al momento no existe pero que eventualmente podría existir. Esto puede ser en el presente (generalmente una distopía), en el pasado (historias alternativas a la oficial) o en el futuro (la mayoría).

Uno de los primeros ensayos para el mundo cinemático fue la obra de Georges Méliès “El Viaje a la Luna” de 1902.

Por otra parte tenemos a Metrópolis, (Fritz Lang, 1927) que sigue siendo un referente hasta el día de hoy (véase Poor Things).

Se han hecho en la primera mitad del siglo XX una cantidad de películas, buenas y malas de este género.

Sin embargo, la ciencia ficción fue hasta entrados los años setenta, una categoría de segundo orden, un tanto marginal y de consumo secundario.

Las películas que intentaban agregar naves espaciales, trajes de astronautas, y otras maravillas de la tecnología a sus argumentos se encontraban con la dificultad técnica de plasmar esos artilugios en la pantalla y por lo tanto su crecimiento fue, en relación a otros estilos, más lento.

Existieron también una serie de productos (libros y series) para televisión (pulps y de ahí la obra de Tarantino: Pulp Fiction) que giraban alrededor de la idea de la ciencia ficción.

Claro que entre los abordajes sin rigor científico de los inicios y una maravilla conceptual como Interstellar hay un abismo. En las primeras se podía sostener cualquier idea que los autores quisieran, mientras fuera medianamente creíble (con la complacencia del público) pero en la obra de Nolan se han buscado a los mejores científicos para que sirvieran de asesores durante el proceso de construcción del guion y posteriormente de la filmación.

Algunos confunden sin embargo los géneros de ficción de fantasía con los de ciencia ficción y en algunos casos, ambos constituyen una misma historia, pero no siempre.

Star Wars es ciencia ficción. El Señor de los Anillos es fantasía épica. Cada uno tiene variables. No es lo mismo Alien que Star Trek aunque ambos comparten elementos como naves espaciales, dispositivos tecnológicos de avanzada, sistemas de sanación o armamento, viajes en el tiempo o desmaterialización.

En la ciencia ficción tiene que haber maquinaria de algún tipo, alguna forma de tecnología aplicada a la vida.

Por ejemplo, en Star Wars vemos los sables láser que usan los místicos Jedi, pero si bien su fuerza interior proviene del “lado luminoso de la Fuerza” (o de su contrario en caso de los Lores Sith), el implemento tecnológico de los sables contiene unas piedras llamadas cristales kebler y un dispositivo acorde.

LA ELEGIDA

Películas como Contacto (sobre una novela de Carl Sagan) o la misma Interstellar están basadas de hecho en probabilidades estadísticas de que ciertos avances de la ciencia podrían efectivamente existir.

Existen obras de arte del audiovisual. Maravillas como Interstellar, Arrival (La Llegada (Dennis Villeneuve, 2016)), las sagas de Matrix, Terminator, Volver al Futuro y las legendarias como 2001 Odisea del Espacio (Stanley Kubrick, 1968) o Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Steven Spielberg, 1977) entre tantas otras.

Y además y por encima de todas está Star Wars.

Todo el universo Star Wars ocupa un espacio conceptual tan amplio como todas las otras películas reunidas. Porque en esta saga se ha construido un mundo completo, integrado, amplio y polimorfo.

Claro que Isaac Asimov ha escrito Foundation y que Duna de Frank Herbert contiene elementos que incluso fueron tomados por George Lucas para Star Wars.

Es como si los grandes autores de la ciencia ficción hubiesen preparado el terreno para la existencia de la obra de Lucas.

Y en 1977 aparece Star Wars y el mundo cambio para siempre.

Se detuvo el reloj de la historia de la ciencia ficción y se barajaron de nuevo las cartas del futuro en el presente.

El impacto de esa película ha sido mayor que cualquier otra en este género en la historia del cine.

Incluso cuando sus ya notorios récords de recaudación y otros tanto puedan ser superados, el momentum histórico en el que apareció Star Wars marcó un antes y un después en la historia de la ciencia ficción.

Podríamos decir que fue el momento en que cumplió la mayoría de edad. Y eso pasa una sola vez.

Habrá sin duda otros grandes hitos de la historia. Incluso mejores películas analizadas ínvidamente.

Algunas serán más profundas, otras más intrincadas, modernizadas, más inclusivas y amplias. Habrá obras increíbles con nuevas tecnologías y relatos alternativos.

Pero nunca jamás volverá a existir un punto de quiebre tan claro y fundacional como Star Wars Episodio IV.

Como los Beatles o Woodstock para el rock, como Messi para el fútbol, Michael Jordan en la NBA o la llegada a la luna del Apolo 11, la llegada de Star Wars a las pantallas es un hecho histórico.

UNA NUEVA ESPERANZA

Más allá de sus limitaciones técnicas, de sus a veces simples puestas de cámara, de la falta de fluidez y naturalidad de sus diálogos, de la rigidez impuesta a los actores, de los limitados efectos visuales, de lo arbitrario de sus personajes y de lo maniqueo de sus mensaje sobre el bien y el mal, fue en Star Wars donde vimos por primera vez los sables láser, el holograma de la princesa Leia, una muerte sin cuerpo cuando la túnica de Obi Wan cae al piso y donde apareció en nuestras vidas el villano más icónico de la historia: Darth Vader.

Luego de ello, el lugar de la ciencia ficción cambio para siempre.

Todo eso hace que Star Wars: Episodio IV sea la película más importante de la historia de la ciencia ficción.

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