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Mis 6 capítulos favoritos de Black Mirror

Para algunos es una bajada de línea necesaria, para otros una mirada demasiado pesimista sobre la tecnología. Lo cierto es que allá por el 2011 fuimos muchos los que descubrimos fascinados los primeros capítulos de Black Mirror, un poco porque nos recordaba a las fantasías distópicas y terroríficas de Ray Bradbury, y otro poco por la hiper comunicación tecnológica que ya nos atravesaba y comenzaba a abrumarnos. Hoy en día vemos cómo varios de esos primeros capítulos no son tan delirantes como creíamos. De pronto leemos una noticia sobre la posibilidad de hablar con seres queridos fallecidos y quedamos boquiabiertos. La frase "igual que en ese capítulo de Black Mirror" ya es parte de lo cotidiano.

Pasaron los años, pasaron los episodios y la serie se renovó de la mano de Netflix. Para muchas personas (entre las que me incluyo) Black Mirror guarda en sus primeras dos temporadas las mejores joyitas de su producción, las más sórdidas e insuperablemente estremecedoras.

Si, esta es una lista que incluye principalmente capítulos del período más joven de Black Mirror, pero para que no me tilden de conservadora incluiré algunos más recientes que considero que están muy bien. La invitación está abierta para que me dejen en comentarios sus favoritos. Acá van los míos.

1. “Himno Nacional”

El primero de todos los episodios, que da inicio a Black Mirror y que junto al segundo episodio ("15 millones de méritos") sirvió para dejar en claro dos cosas. Por un lado, el eje temático de la serie, centrada en la tecnología y los medios de comunicación, y por el otro el carácter narrativo anárquico de cada episodio, con propuestas diferentes de tono, estilo y construcción temporal/espacial. En este caso la historia gira alrededor del secuestro de una reconocida influencer y el inusual pedido que los secuestradores le hacen al primer ministro de Inglaterra: para liberar a la chica deberá tener relaciones sexuales con un chancho en vivo por televisión. “Himno nacional” pone el foco en el poder de los medios de comunicación y las redes sociales, a tal punto de paralizar a un país entero, fuertemente atravesado por el morbo y las tendencias de internet. Este capítulo tiene la particularidad de estar ambientado en una época que tranquilamente podría ser la actual, decisión que creo muy audaz para interpelar automáticamente al espectador en su tiempo presente. Es como si los creadores de la serie nos dijeran: vamos a jugar a imaginar distopías futuras, pero primero veamos un poco lo que podría pasar hoy.

2. “Toda tu historia”

¿Qué pasaría si en el futuro a todas las personas se nos insertara un chip en el cerebro que grabe cada momento de nuestras vidas según nuestro punto de vista? Esto es lo que plantea este episodio, que pone el foco en un hombre que comienza a obsesionarse con la sospecha de una infidelidad y revisa compulsivamente los archivos de su memoria en busca de pistas. El episodio nos obliga a reflexionar sobre el lugar autodestructivo al que nos puede conducir un artefacto así, no solo por la oscuridad que consume a su personaje principal, sino también por pequeñas conductas que vemos naturalizadas en todos los personajes. Todavía siento ese vacío incómodo que me provocó la escena del protagonista y su esposa teniendo sexo, cada uno conectado a sus recuerdos individuales, correspondientes a un pasado más estimulante. Lo que me gusta de este capítulo es que no hace falta imaginar una tecnología tan avanzada que incluya una cirugía cerebral para trazar paralelismos con el presente. Los archivos de storys viejas del Instagram (cosa que no existía cuando se estrenó “Toda tu historia”), los álbumes juntando telarañas en Facebook, nuestros pensamientos escritos en twitter, e incluso viejos emails, son todos lugares a los que recurrimos en busca de viejos recuerdos. Sin ojos intervenidos quirúrgicamente pero con un artefacto que ya es una extensión de nuestro cuerpo creamos, durante todo este tiempo, nuestros propios espacios virtuales de refugio, stalkeo y obsesión.

3. “Vuelvo enseguida”

Personalmente creo que este es el capítulo más estremecedor de todos. Cada vez que recuerdo su final me atraviesa un escalofrío por la nuca y me aparece un nudo de angustia en la garganta. La historia se centra en una mujer joven que enviuda y adquiere un androide de última tecnología físicamente idéntico a su esposo cuya personalidad está programada con toda su información recopilada de internet. Claro que millones de mails, mensajes de texto, videos y fotos no alcanzan para crear la réplica exacta de una persona, y eso es lo que la protagonista va a ir descubriendo a lo largo del episodio. “Vuelvo enseguida” es absolutamente sombrío y triste, y pone sobre la mesa el interrogante de hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial, una temática de lo más actual.

4. “Blanca Navidad”

Un día Black Mirror decidió estrenar su propio episodio navideño y todos nos preguntamos ¿aprovechará esta ocasión para endulzar un poco el ambiente con, por fin, un poco de optimismo? Pues no, mi ciela. Acá a los personajes les pasa de todo excepto tener una navidad de paz y amor. Este especial navideño de 74 minutos protagonizado por Jon Hamm, Rafe Spall y Oona Chaplin, nos trae algunas historias entrecruzadas que van desde una asesoría de citas bastante polémica hasta una empresa que brinda una IA estilo Alexa con un sistema de clones esclavizados. Pero lo realmente interesante (y aterrador) de “Blanca Navidad” es el planteo de un método de castigo que consiste en literalmente bloquear a la persona que cometió un delito grave ante los ojos de la sociedad. Ser una cara borrosa incapaz de comunicarse con nadie es en este episodio algo así como una nueva cárcel, planteando un paralelismo distópico posible entre la idea de justicia y la cultura de la cancelación.

5. “Cállate y baila”

De manera similar a “Himno nacional”, este episodio se ambienta en lo que podría ser la actualidad, con los avances tecnológicos que conocemos. El protagonista es un chico retraído y tímido de unos veinte años que comienza a ser extorsionado por SMS después de que un virus entra en su computadora. Si no hace lo que le piden, van a exponer todos sus secretos. En esta tercera temporada ya empezó a meter la mano fuerte Netflix y Black Mirror perdió bastante de su esencia inicial. Los capítulos empezaron a ser un poco más edulcorados o con moralejas más explícitas. A partir de este momento, ya no nos quedamos con esa sensación de vacío y extrañeza durante días después de ver un episodio, las problemáticas son abordadas más superficialmente y se nota que el interés pasa más por replicar una fórmula exitosa. Y bueno, algo de razón tienen, porque si se estrena Black Mirror siempre voy a verla, aunque después me queje. De todas maneras, “Cállate y baila” rescata algo de ese primer período de la serie. Es mala leche, mete el dedo en la llaga, y sin dudas tiene un muy buen plot twist.

6. “Loch Henry”

Este episodio perteneciente a la última temporada es, para mi, uno de los más efectivos en mucho tiempo y, en cierto aspecto, bastante fiel a la esencia inicial de la serie con una búsqueda bastante original. La historia gira alrededor de una pareja que viaja a un pueblo de Escocia para filmar un documental sobre la naturaleza del lugar pero en el medio se encuentran con una historia local de asesinatos que cautiva su atención. Lo interesante de este capítulo es que deja de lado elementos ya agotados por la serie como la inteligencia artificial, la realidad virtual y los chips metidos en la cabeza. En este caso la tecnología utilizada es una simple filmadora y un reproductor de VHS que los protagonistas utilizan para realizar su investigación y que sirve para poner el foco en un tema que no había sido abordado antes en Black Mirror: la producción y el consumo morboso de los documentales True Crime.

Habiendo llegado hasta acá, vuelvo a preguntarles: ¿Cuáles son sus capítulos favoritos de Black Mirror?.

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