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The Exorcist: Believer, un insulto a Friedkin, a Blatty, y sobre todo, al público !

Spoilers

Con solo haber leído el título de este post, ya se imaginarán mi opinión sobre “The Exorcist: Believer”, la nueva película de Blumhouse dirigida por el MUY CUSTIONABLE David Gordon Green.

Para comenzar, debería partir de la siguiente base: The Exorcist (1973) es una película que dejó la vara demasiado alta y cualquier trabajo relacionado con ella será comparado sin ninguna duda. Pero, por lo menos sus secuelas, buenas o malas, guardan relación con el clásico de William Friedkin. Aquí, David Gordon Green nos presenta una película genérica de exorcismos que no tiene absolutamente nada que ver con la original de no ser por la aparición de Ellen Burstyn en su papel de Chris McNail. Personaje, en esta ocasión, totalmente prescindible que aparece solamente a modo “fan service” ya que no aporta absolutamente nada interesante a la trama. Lo mismo pasa con Linda Blair en su personaje de Regan que solo aparece en un pequeño cameo que tampoco suma.

The Exorcist: Believer es una película con algunas ideas interesantes pero lamentablemente MUY MAL DESARROLLADAS. Antes de entrar en ellas, les cuento de que va la película…

Dos niñas de unos 12 años improvisan una especie de “sesión de espiritismo” para intentar contactar a la madre muerta de una de ellas. Acto seguido, las niñas desaparecen por tres días para finalmente ser encontradas en estado de shock y con amnesia parcial en una granja alejada. Al ser examinadas por los médicos, las niñas se encontraban en buen estado general excepto por algunas heridas en sus pies (producto de una larga caminata). A partir de allí, las niñas comenzarán a cambiar de actitud y a empeorar de salud. Y como era de esperarse, resulta que el diablo metió la cola.

La breve sinopsis que acaban de leer resume una trama vista mil veces, y esta película no es la excepción. Aunque “The Exorcist” aparezca en el título, realmente no tenemos nada que nos lleve a la historia original. Se hace prácticamente imposible relacionarla. De hecho, prescindiendo de Chris, Regan y la nueva versión de “Tubular Bells” que suena en soundtrack; la película podría haber tenido cualquier otro título y, por lo menos, hubiera tenido una muerte mas digna. Y digo “muerte” porque, a diferencia del clásico de Friedkin, esta película no será recordada en el tiempo. Dudo que alguien vuelva a hablar de ella pasado un tiempito (salvo para insultarla)

Las pocas buenas ideas que pudiera tener esta película están pésimamente desarrolladas. El demonio que posee a las niñas sería Lamashtu (dato que tenemos gracias a las notas de producción) porque en el film no se explica absolutamente nada de él. Por otro lado, la voz que utilizaron para que este ser se comunique a través de las niñas está casi calcada a la de Pazúzu, otra decisión totalmente errada teniendo en cuenta que se trata de otro demonio diferente.

La idea de mezclar diferentes religiones para realizar el exorcismo era buena, pero quedaron solo en “la idea” porque nadie en ese cuarto tenía una remota idea sobre que hacer. El sacerdote católico pasa a “mejor vida” más rápido que un bombero y el pastor evangélico rezaba cada tanto cuando se acordaba. Podríamos decir que la chamán africana es, quizás, la que le puso más onda dentro del grupo. Mención aparte para el vecino colado que no tenía nada que hacer ahí. Si la familia de la niña Angela hubiera tenido una religión que contrastara con la de su amiga Katherine y la disyuntiva hubiera sido elegir la “mejor religión” para salvarlas, la cosa se hubiera puesto más interesante. Pero uno de los padres comenzó siendo ateo pero de repente parece creer en todo y no hay siquiera un choque de ideologías.

El personaje de Chris McNeil está totalmente desaprovechado y en lugar de utilizarlo para ser parte de la solución, optaron por convertirlo en una simple ornamenta para la película que intenta sumar con la nostalgia y que, más que sumar, resta.

Muchísimas tomas son puros “close up ”que duran dos segundos donde no se ve una sola reacción real. Generalmente, las tomas abiertas sirven para que los actores puedan expresarse con su cuerpo y no solo con el guión porque se vuelve aburridísimo el puro diálogo. Aquí, las tomas están encuadradas por burros. HORRIBLE. El cgi del final también es horrendo, ni siquiera es impactante el maquillaje que, si bien está bien hecho, no dista de lo podríamos ver en cualquier peliculita de bajo presupuesto (solo que aquí, hay mucha guita)

Haciendo un poco de memoria, porque no quiero olvidarme de nada, hay un plot-twist sobre el nacimiento de Angela (la niña afroamericana) que pudo haber sido un gancho emotivo interesante pero que también se diluye en el horroroso guión de la película.

Tiempo antes del estreno, me llegó el rumor de que los realizadores tuvieron que volver a filmar el final, y cuando una película atraviesa estos procesos de edición y reescritura tan drásticos es porque hay problemas. Ya de base, que esté involucrada Blumhouse no era una buena señal. La productora de Jason Blum siempre se destacó en un tipo de “cine pop” para cierto público que se conforma con el jumpscare y el susto fácil. Lamentablemente, era de esperarse este tipo de producto.

Universal Pictures invirtió 400.000.000 de dólares en derechos para realizar una trilogía sobre una franquicia que lleva muerta por lo menos dos décadas. Además, estamos con la película más cara de Blumhouse a la fecha con 30.000.000 de dólares (aunque ni de cerca se vea de 30 millones).

Hagamos números simples: Son 400 millones en derechos, más 30 millones de realización por cada una de las películas (recordemos que será una trilogía). 90.000.000 U$S. Tengamos en cuenta que, generalmente, el mismo costo de una película se utiliza para el marketing. O sea, necesitan generar 1.3 billones para salir hechos básicamente. NO HAY MANERA, a menos que las dos próximas películas sean verdaderas maravillas, cosa que dudo viniendo del mismo director y equipo creativo.

Yo creo que, cuando estas películas no funcionan, en parte se debe a que sus realizadores seguramente vieron la original pero no la estudiaron. Saben de que se trata pero no saben el porque de los hechos ni lo que representa. No son fans y solo se mueven por el dinero priorizando al vil metal por sobre el arte. Para hacer una película que la audiencia aprecie, se deben tomar los valores de la original y llevarlos un paso más lejos todavía. Justamente, lo que llamó la atención de “The Exorcist (1973)” fue lo agresivo, lo burdo, lo transgresor, lo grosera que fue hacia el público. Era una época donde nunca habíamos visto a una niña decir ese tipo de cosas, nunca se había cruzado esa línea donde se insultara a la religión o donde le vomitaran el rostro a un sacerdote. Otro gran acierto fue poner a una niña en una situación en donde al público le pese verla actuar de esa manera. Y aquí NO PASA NADA.

En definitiva: The Exorcist: Believer es mediocre, es decepcionante, no tiene el espíritu de la original (ni de cerca), no es transgresora, no arriesga nada, no es digna de llevar “The Exorcist” en su título. Puede entretener como casi todo blockbuster pochoclero. Pero créanme, es una película que verán hoy y olvidarán mañana mismo. 4/10

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