El conde: una película de culto sangrienta sobre la historia chilena

Este año, el 80º Festival Internacional de Cine de Venecia empezó con gran solemnidad en medio de la protesta de actores estadounidenses. El evento tuvo menos glamour que en otras ocasiones y la película de apertura fue cambiada a última momento, que pasó de la muy esperada Desafiantes a la película italiana Comandante. En el día de la ceremonia de apertura, Comandante y El conde ocuparon un lugar central en la carrera por el premio a la mejor película. Según la experiencia en ocasiones anteriores, la película que se estrena primero no se suele destacar demasiado, ya que las películas de mejor calidad o que llaman más la atención se proyectan más tarde. Por eso, no se tienen grandes expectativas para Comandante y El conde. La primera resultó ser una película mediocre, mientras que la última aborda un tema único que vale la pena debatir en un artículo.

El conde cuenta la historia de Augusto Pinochet, un tirano chileno. En un universo paralelo, todavía está vivo pero se convirtió en vampiro. Luego de vivir en la Tierra unos 250 años y de sufrir humillaciones y conflictos familiares, Augusto está decidido a terminar con su vida. El conde es una película muy interesante que combina historia, horror, fantasía y comedia. Entre los tres festivales de cine más prestigiosos de Europa, el Festival de Cine de Venecia es el más entretenido y comercializado. Por eso, es una decisión acertada estrenarla durante el festival.

Los estilos cinematográficos de Larraín

Pablo Larraín es el director de El conde, un director en ascenso en la industria cinematográfica internacional de los últimos tiempos. Sin duda, comparte una gran afinidad con el Festival de Cine de Venecia. En el año 2010, su tercera película titulada Post Mortem, fue nominada al Premio a la Mejor Película, seguida de Jackie en el año 2016, Ema en el año 2019 y Spencer en el año 2021. Esta es la quinta vez que una de sus películas es nominada, por lo que se volvió el ejemplo de alguien que siempre queda en segundo lugar.

Pablo Larraín tiene sus propios géneros especiales: las películas de horror sobre historia y política como Jackie, No y Neruda; y las películas de horror sangrientas con un toque de humor, como Post Mortem yTony Manero. En Ema intentó tratar historias de jóvenes modernos, pero no recibió grandes respuestas. Pablo Larraín volvió con Spencer y El conde, que resultan ser películas de sus géneros preferidos. En El conde, Pablo Larraín combina la historia con la violencia y presenta su estilo cinematográfico habitual de contar y armonizar el pasado traumático de Chile de una forma surrealista.

Para comprender El conde, se debe tener conocer la historia de Chile y de Augusto Pinochet. Pinochet fue presidente de Chile y su trayectoria política fue controversial. Por un lado, implementó reformas económicas neoliberales que dieron lugar al "milagro chileno". Por otro lado, gobernó el país bajo una dictadura militar y llevó a cabo el Plan Cóndor junto con otros países con el mismo régimen. Se reprimieron las disidencias, lo que resultó en numerosos casos de violaciones de derechos humanos. Impuso una política exterior de nacionalismo latinoamericano y promovió los lazos diplomáticos entre Chile y otros países. Fue una figura histórica muy complicada.

El conde oscurece la información de fondo con el fin de ampliar la creatividad de las escenas en las que Augusto se convierte en vampiro y donde surge un conflicto familiar por las diferencias de valores entre él y sus hijos. Pablo Larraín considera que El conde es una película política. Desde la representación de Pinochet como un demonio despiadado que bebe la sangre de las personas hasta la inestabilidad política y el malestar dentro del país bajo su gobierno, todo esto se ha reflejado en la historia.

En comparación con sus películas Jackie y Spencer, en El conde Pablo Larraín es capaz de manejar el contexto chileno y es más audaz y poco convencional en la reconstrucción de los eventos históricos. La monja del monasterio desempeña un papel importante en la película. Influenciada por Pinochet, se convierte en su fiel seguidora. Aunque la película presenta esta escena de forma cómica, el personaje de la monja refleja sus éxitos, fracasos, vulnerabilidades y defectos. La película presenta una narrativa monocromática, que se alinea con la imagen de Pinochet, que oscila entre la bondad y la maldad de la humanidad.

La capacidad de innovar y de preservar cierto estándar estético al rendir homenaje al expresionismo alemán de los años 1900 y 2020 convierte a Pablo Larraín en un director distinto. Aunque El conde está llena de escenas violentas y sangrientas, no genera incomodidad en los espectadores, sino que esperan verlas. Por ejemplo, hay muchas escenas en las que Pinochet vuela en busca de su presa. Estas escenas se asemejan a las películas de superhéroes como Spiderman y Batman, pero son más románticas.

El rol de El conde en el cine español

El conde se destaca de otras películas españolas, ya que aprovecha las tramas típicas de historias de vampiros envueltas en misterio y presenta la reflexión y la crítica del director sobre la sociedad y la historia. Los espectadores se sentirán intrigados por la figura de Pinochet luego de ver la película, pero no sabrán la postura del director hacia él. ¿Es admiración o sátira? Parece ser una mezcla de ambas y también podría ser el apego emocional de los chilenos hacia él. Pinochet murió en el año 2006, por lo que solo han pasado 17 años desde su fallecimiento. La comunidad internacional tiene diferentes opiniones sobre él. Pablo Larraín plantea este debate de manera entretenida y se puede decir que no tiene la intención de ofrecer una respuesta, sino de guiar a los espectadores a reflexionar. Tal vez las cosas se desarrollen como dijo durante una conferencia de prensa: "El concepto detrás de esta película es muy anticuado, al igual que Pinochet puede ser un personaje eterno porque la maldad seguirá existiendo. No sé si es una fábula, pero si llega el momento en que la historia pueda repetirse, nos recordará que el peligro se avecina".

El conde es producida por la plataforma Netflix, lo que la convierte en la película nominada más temprana en el Festival de Cine de Venecia. La película estará disponible en la plataforma el 15 de septiembre. Con una inversión enorme, es comprensible que Larraín realice un experimento para complacer a la audiencia mientras mide su estilo basado en la exploración y el género. Independientemente de si triunfa o fracasa, Netflix asume la responsabilidad. La plataforma abarca todos los géneros y quizás esa sea una de las razones por las que un gran número de directores está dispuesto a colaborar con Netflix. NIngún género es rechazado mientras los espectadores disfruten. Si se la compara con los límites que Ema y Spencer tuvieron que seguir, es evidente que Larraín enfrentó menos restricciones al filmar esta película.

Sin embargo, El conde aún presenta muchas imperfecciones al ser examinada más a fondo. Por ejemplo, el gran número de diálogos interrumpe la experiencia inmersiva de los espectadores. Además, parece que los personajes están diseñados para servir al tema de la película. Como resultado, no podemos identificar sus verdaderas personalidades y atributos. Este es un aspecto conflictivo del estilo cinematográfico de Pablo Larraín. Si profundizara en la mente de los personajes, volvería al mismo estilo de su película Jackie. Todos recuerdan Jackie por la actuación de Natalie Portman, pero la trama carece de profundidad. Dada la actuación mediocre en El conde, la falta de personajes vívidos y de una trama atractiva se vuelve más evidente.

En conclusión, Pablo Larraín se esforzó en salir de su zona de confort y producir películas novedosas. Sin embargo, El conde parece más una película introductoria sobre la historia chilena y no podría considerarse una tesis destacada. Luego de ver El conde, lo ideal sería que te intereses por la historia chilena, pero si no lo haces, simplemente considera que viste una película de culto sangrienta para pasar el tiempo.