Ms. 45: VENGANZA FEMINISTA.

Los años 70s fueron el inicio del movimiento hippie, las protestas sociales, el auge de los alucinógenos y la contracultura. La violencia de las calles, las drogas y las reacciones de una sociedad cambiante influenciaron mucho el cine de explotación de los años 70s. Cine caracterizado por tratar temas lascivos y que eran considerados tabús dentro de la gran pantalla. Tanto el abuso sexual, la violencia grafica y la venganza eran temáticas muy características de este sub genero cinematográfico. Estos elementos los podemos ver en películas como I Spit on Your Grave, de 1978, que abarca la violación y la venganza de la victima hacia sus agresores; o Last House on the Left, de 1972, historia en donde los padres de dos jóvenes, violadas y asesinadas, buscan venganza abrupta sobre los criminales. Dentro del gran linaje de cintas plagadas de violencia grafica encontré una que, para mi, resalta sobre las demás por su crudeza, la influencia cultural que obtuvo con los años y la mejor representación del femme fatale dentro del cine de explotación. Mis. 45, un revolver cargado de venganza y empoderamiento.

Un sin sentido en los 80s.

Comenzamos con el título de la película, seguido de disparos que rompen la pantalla, lo que da paso a una transición hacia la imagen del Garment District en Manhattan. Dentro de uno de los miles de edificios que cubren a la ciudad de New York encontramos el taller de alta costura de Albert, caracterizado por Albert Sinkys. En el despacho trabajan cuatro estilistas, entre ellas Thana, una joven que es muda interpretada por la mítica Zoë Tamerlis. La vida de Thana y de sus compañeras esta teñida de innumerables muestras de acoso callejero y actitudes misóginas por los hombres a su alrededor. Esta inseguridad constante la cinta la refleja muy bien en una escena en donde vemos las miradas, casi depredadoras, de múltiples hombres que abordan a las mujeres al salir del trabajo. Es un completo absurdo el que un desconocido le diga a una mujer:“Hey, ¿quieres sentarte en mi cara?”. Era un sin sentido en los ochentas, pero pasaba, de la misma forma que es un sin sentido en la actualidad y lamentablemente sigue pasando. Dentro de esta vorágine de inseguridad al que esta expuesta Thana, una chica introvertida y limitada por su mutismo, es imposible no preguntarse si ella podrá sobrevivir en la gran manzana.

Secuencia de infortunios.

Mencione películas que abordaban la violencia como catalizador dentro de su narrativa, pero en Ms. 45 el director Abel Ferrara quiso subir la apuesta. El montaje de la cinta juega con la mente del espectador, intercalando imágenes de Thana yendo de compras y las de un allanamiento a un departamento al mismo tiempo. Esto genera un llamado de alerta sobre el espectador. Thana termina sus compras y camina con parsimonia hasta que, de forma abrupta, un hombre enmascarado sale de un callejón y la arrastra hacia la oscuridad. Una vez sometida el hombre amenaza con usar su arma si esta emite un ruido y procede a violarla sobre unos contenedores de basura. La escena no dura mucho pero es lo suficientemente explicita y desgarradora como para herir susceptibilidades. El violador acaba y decide huir, no sin antes prometer que volverá por ella. La pobre chica queda en estado de shock. Pasamos a verla desde un plano cenital, pequeña y desolada al lado de la basura. El soundtrack dentro de la cinta juega un rol importante desde el primer momento en donde el violador aparece en escena. La música fue compuesta por Joe Delia, quien en diferentes momentos durante la pelicula tiñe de horror con patrones de sonido repetitivos y agudos. También acompaña los periodos de neurosis del personaje con ritmos de piano truculentos que dan atmosfera a la densidad de sus miedos o con saxofones y baterías de jazz en escenas en donde la sensualidad son el foco de la atención. La violencia y el sufrimiento no acaban para Thana, que al llegar a su hogar descubre al hombre que habíamos visto allanar el departamento, el cual la somete y al descubrir que es muda usa la situación para abusar nuevamente de ella. Pero esta vez la cosa cambia, Thana encuentra la capacidad de reacción y ataca al hombre hasta poder matarlo con un golpe en la cabeza. Si el director ya en 12 minutos fue capaz de mostrarnos dos violaciones y un asesinato, ¿Qué queda para el resto de la pelicula?…

Repartir el cuerpo.

La psicosis de nuestro personaje principal después de esta cadena de infortunios se resquebraja. Uno de los puntos más altos de esta obra es la actuación de Zoë. Su actuación logra transmitir emociones complejas sin pronunciar una sola palabra, solo usando sus gestos, la profundidad de su mirada o su lenguaje corporal para reflejar el dolor y la consternación que alberga su personaje. La recaída después del trauma es inevitable y la situación con el cadáver obliga a Thana a actuar. En este punto de la cinta descubrimos que lo más difícil de asesinar a alguien no es el acto de matar en si, si no lo que cuesta limpiar y desacerté del cuerpo. Es así como Thana empieza a cortar en pedazos el cuerpo de su agresor, lo guarda en el refrigerador y empieza a repartir bolsas por toda la ciudad. En este proceso la vemos vomitar, temer porque la descubra su vecina y alucinar con que es atacada cuando intenta limpiarse frente al espejo. Estos detalles fortalecen el sentimiento de objetivación que se produce al ser abusado. Algo que personalmente me gusta de este filme es que la gran fuerza dramática se siente balanceada por el humor y carácter del cine de explotación. Existen directores que se recrean de manera innecesaria en la violencia de sus imágenes, pero en el caso de Ms. 45 puedes lidiar con la crudeza porque existe un lenguaje de ficción que no te hace sentir dentro de una obra que vive solo del morbo y de lo lascivo sin un sentido aparente. Ya sea por elementos como la sangre, que más que sangre parece pintura roja salpicada. El jefe excéntrico, que nada más te lo presentan parece una versión afeminada de Austin Powers. O los diálogos de personajes como la vecina chismosa que dan un tono cómico que equilibra el peso dramático. Este sub texto cómico se extiende por todas las escenas en donde vemos como diferentes personas van encontrando todas las bolsas con partes humanas que Thana va dejando por toda la ciudad.

Calibre 45.

Nicholas St. John, guionista de la cinta, acompaño al director durante casi toda su carrera. En esta ocasión realizo un gran trabajo al retratar a través de personajes absurdos la ignorancia arquetípica de figuras machistas. Uno de estos personajes es un joven notoriamente enojado porque ninguna de las mujeres a las que “acorteja” le presta atención, teniendo este una actitud intensa y acosadora hacia toda mujer que pasa a su lado. Este chico ve bajar a Thana de un auto y piensa que está bien perseguirla. Thana se desprende de una de las bolsas que guarda partes humanas, pero esta es recogida por el joven que la persigue pensando que a ella se le olvido y que puede regresársela como excusa para hablar. Thana empieza a correr, asustada porque la descubran, mientras el chico empieza a perseguirla hasta que esta queda aprisionada en un callejón sin salida. La tensión aumenta con el hombre corriendo hacia ella, como si de un enjambre de abejas se tratara, por lo cual controlada por el miedo ella saca un revolver, el calibre 45 que tomo de su agresor y dispara a quema ropa contra el hombre; este cae desplomado al suelo. En un primer plano vemos el arma y el pánico de una Thana que acaba de disparar una bala que desatara una reacción en cadena de muertes.

La violencia empodera.

A partir de la segunda muerte dentro de la pelicula podemos ver el descenso de la cordura del personaje principal. A raíz de esto empiezan a suceder una serie de asesinatos, perpetrados por una Thana, que ya consumida por la rabia y cansada del miedo empieza a atacar a todos los depredadores sexuales de la ciudad de New York. Los periódicos empezaran a replicar las noticias de cuerpos balaceados por un arma calibre 45. A partir de este punto la cadena de violencia que se desata da paso a la creación de una vengadora, una vigilante nocturna, llena de labial rojo, maquillada a juego con una determinación imparable que va a hacer temblar a la ciudad. Este cambio de vestuario, apariencia y actitud representa la recuperación de la confianza y fuerza del personaje. Thana no solo ataca a depredadores sexuales y hombres violentos de la noche, sino que también arremete con patanes comunes y hombres que elige a voluntad. La construcción de este personaje consigue una reacción muy emotiva porque es la representación de como la venganza no llena el vacío que genera el trauma. Podemos llegar a sentir cierto placer o empatía al ver la sangre derramada de personajes cuestionables, pero también por momentos es sumamente triste ver como Thana va perdiendo el juicio a medida que deja de discernir entre quienes merecen morir. La figura de Thana, como mujer que se recupera de una agresión y decide tomar venganza por su propia mano da una ilusión de empoderamiento femenino. ¿Pero es una ilusión? o ¿De verdad la violencia empodera? En mi opinión la violencia en la historia es más una forma que un fondo, es decir, cumple un rol estético y narrativo como distractor, pero no representa por completo el verdadero mensaje de la historia. Thana es un gran personaje porque no puede ser netamente etiquetable como una villana, o un antihéroe, una víctima de violación o una sobreviviente; Thana es un conjunto de todas estas cosas, y nos muestra como el resultado de todas estas vivencias pueden llevarte al límite. Ella mata personas que moralmente podían merecerlo, y algunas que quizás no, pero el detalle más realista es que nunca logra consumar su venganza hacia la primera persona que la violo, si no que solo esparce su furia hasta extensiones de lo que esa persona representaba. Porque en el mundo real es normal que no volvemos a ver a quienes nos hicieron daño. En este sentido su misión se transformó en erradicar todo lo que pudiera ser potencialmente dañino para otras mujeres como ella.

De fracaso a cine de culto.

El recibimiento de Mis. 45 por la critica y audiencia de su época no fue para nada grato. En el periódico The New York times la cinta fue catalogada por Janet Maslin como material ridículo. Pero ya saben lo que dicen del buen vino, que mientras más pasan los años mejor se pone. Creo que en este caso la pelicula siempre fue buena, simplemente necesito de la mirada de un publico nuevo para poder revalorizar la propuesta que ofrecía. La cinta paso la prueba del tiempo y a día de hoy es uno de esos fracasos en taquilla que se volverían cine de culto. Me sorprende como aún vemos el impacto que tuvo la pelicula siendo referenciada en producciones como Euphoria, en donde el personaje de Kat usa el mítico disfraz de monja que usa Thana al final de la historia. Un final en donde el director decidió que su personaje asistiera como monja a una fiesta de disfraces en donde se viviría el verdadero terror.

Este articulo nace de forma muy accidental. Originalmente pensaba escribir sobre Promising Young Woman pero me percate que ya alguien habia hecho una entrada sobre esa pelicula. Me frustro mucho porque casi tenia estructurado mentalmente pero prefería aportar algo que no hayan escrito dentro de la categoría de este mes. Es ahí cuando mi novia me recomendó esta pelicula como una posible opción. Fue verla y decir: "Dios, esta es mi bala". Así que aprovecho para darle las gracias a mi chica y al cine independiente de explotación (el cual espero visualizar más seguido pese a no ser mi genero favorito). Adjunto el link del articulo de la chica que escribió sobre PYW primero que yo porque lo considero valioso: https://www.peliplat.com/es/article/10028939/Promising-Young-Woman-%7C-Una-hermosa-venganza,-en-tonos-pastel.

Y este es el link a mi entrada anterior donde hablo sobre mi experiencia conociendo el cine de Fellini: https://www.peliplat.com/es/article/10028302/Deconstruyendo-a-Fellini.-